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Agua de borraja

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  Harim Dictamen clínico: esquizofrenia paranoide. Internamiento inmediato. Con medicación para episodios psicóticos. Sandra no se expondría a sufrir algún percance a manos de Rodolfo, tiempo atrás tuvo un intento de suicidio; después lo sorprendió abrazándola al tiempo que sostenía un cuchillo en su mano mientras dormían, seguro que esperaba poder usarlo en su cuerpo; mención aparte, los olvidos eran recurrentes. En los últimos días la memoria de Rodolfo no estaba al cien. Amnesia era ahora su compañera inseparable. La empresa prácticamente era dirigida por Harim, un acierto de su jefe el haberle firmado un poder con amplias facultades, para en caso de que algún día, uno nunca sabe lo que pasará, se dieran situaciones extraordinarias. Ahora que Rodolfo estaba legalmente incapacitado, Harim dirigía el despacho, ocupaba la oficina y el escritorio de su jefe, y lo más importante: tomaba decisiones. Motivo de peso para que Sandra tomara cartas en el asunto, después de todo, el tiemp...

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  Sandra  Por obvias razones, el rostro de la mujer estaba borroso, aun así no era necesario verle las facciones mientras ejecutaba un sensual baile. Única vestimenta: un pequeño bikini en color blanco a juego con medias transparentes; eso si los escasos trozos de tela pueden considerarse vestimenta. Jugaba con su cabello largo y negro. ¿Sonreía? Lo más seguro es que sí. Los dedos de la mano izquierda viajan con sutileza por la piel del cuello, bajando por el canalillo de las tetas y masajeándolas con suavidad, en delicados círculos, para luego descender hacia su estómago, detenerse durante algunos instantes y luego rozar como por descuido el encaje que cubre su intimidad. Frente a ella un hombre sentado en una silla, de espaldas a la cámara, mira embelesado aquel trozo de carne dispuesto para él. Y lo disfrutará plenamente. Sin duda. La mujer con pasos lentos se acerca al hombre, se pone de espaldas a este y le menea el trasero de forma sugestiva; el ritmo cambia, ahora la mu...

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  Invisible Empaca sus pertenencias, con aquella expresión tan serena en su rostro, ocultando a la perfección su furia callada. Afuera del cubículo que durante varios años fue su lugar de trabajo, el mundo continuaba girando sin importar los sentimientos y reacciones de cada ser humano; desconociendo las injusticias que obligan a tomar determinaciones. Revisa documentos, guarda en su maletín los que considera importantes,   los demás van a parar a la destructora de papel, en una silla están los cuadernos ya usados que contienen datos y notas respecto de su función en la empresa. Otros casi nuevos que decide llevarse, hojas en blanco, bolígrafos y diverso material de oficina. Los reglamentos de la seguridad social y demás decide donarlos a su sucesor. O sucesora. La salida de la empresa no es algo que haya decidido. La pérdida de una alta cantidad de dinero en efectivo que era su responsabilidad guardar desapareció. Para no escuchar el remordimiento que atenaza su conciencia, r...

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  Rodolfo  La heredera…-al pronunciar esas palabras, un deje de desprecio hace presencia en su voz- Esa mujer en nada se parece a… -el nombre se queda allí, atorado en su garganta, la simple mención implica traer al presente una decisión   tomada en base de su interés económico. Inclina la cabeza y con los dedos índice y pulgar se pellizca el puente de la nariz a la altura de los lacrimales. Por unos segundos permite a los recuerdos emerger a la superficie del zulo oscuro donde los ha escondido.   Recuerda a una joven, la ve sonreír sin que preocupación alguna se refleje en su atractivo rostro. Cabello en tono oscuro natural, sostenido con una sencilla diadema de bisutería que emite un hermoso brillo tal como si de piedras o diamantes verdaderos se tratara; la cual deja caer en libertad los rizos sobre la femenina espalda. Ojos grandes y claros, vivaces, transmiten tranquilidad y seguridad. Nariz recta y labios largos y finos. No lleva ni gota de maquillaje. La rec...

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  Rodolfo Una, dos páginas en blanco… Letras grandes al centro de la tercera hoja. Capítulo 1 Hoja en blanco. Al centro de la hoja siguiente, una nota periodística amarillenta por el transcurso del tiempo, muestra el rostro de un pequeño de 12 años que se ha ausentado de casa, es buscado por sus padres.   Siente la boca seca y con un amargor extraño, el corazón le martillea en el pecho. Hace ya tantos años de eso… Su primer impulso es romper el manuscrito, más sin embargo, analista y calculador como es, sabe que nada le garantiza que no existan más copias de esa basura, la curiosidad lo obliga a seguir leyendo. Da vuelta a la siguiente hoja. Una hoja escrita a máquina, en la parte superior izquierda el logotipo de la Secretaría de Seguridad Pública. Un padre de familia denuncia que han entrado a su casa y le han robado los ahorros de varios años, una cantidad considerable. La policía comienza la investigación del suceso. ¿Pero qué carajos es esto? Grita lleno de impotencia, co...

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  Sandra y Rodolfo Sandra está hecha un energúmeno, comienza a alzar la voz y las lágrimas, de ira, de impotencia o de sentimiento, formaban ríos por sus mejillas, llevándose su delicado maquillaje con ellas. Rodolfo seguía cada uno de los movimientos de su esposa lleno de curiosidad. -A todo esto Sandra, ¿qué es lo que pasa? -La pulsera de plata, la que tiene piedritas de colores alrededor… -Sandra, -Rodolfo esboza una tranquila sonrisa, algo le parece gracioso, quizá la actitud infantil de su esposa o la nimiedad que representa la dichosa pulserita de plata.- eso es una cosa mínima. Una simple pulsera…-niega con la cabeza- la puedes comprar en otra parte, o comprar alguna otra joya de más valor… La mirada de Sandra está cargada de ira y resentimiento. No, lo que destilan aquellos ojos es odio en estado puro. -Esa simple pulsera tiene un significado y valor sentimental muy grande para mí. –como si se tratara de una escena de película rodeada de efectos especiales y t...

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Rodolfo Despacio va abriendo los ojos, los parpados le pesan, le parece que es uno de esos días en que el sueño no le deja despertar. Una idea tras otra empiezan a rondar por su mente, enredándolo todo. Aparece la confusión, el miedo quizá, al reconocer que está en una cama de hospital. Una enfermera entrada en carnes se asoma a la habitación. Al ver que el paciente está despierto se apresura a entrar.   -Hola, ¡ya está despierto nuestro fallido suicida! –una sonrisa curva sus labios dándole un aire bonachón a su rostro. “Suicida”, esa palabra pone en alerta al hombre, mientras la enfermera revisa con atención las constantes vitales del interno. -Corazón, la vida a veces nos presenta unas pruebas muy difíciles, pero nada justifica que hayas querido suicidarte. La sorpresa y la ansiedad provocan que Rodolfo alce la voz. -Yo no intenté suicidarme, debe haber un error. La actitud de Rodolfo no hace mella en la mujer, ella continua realizando su trabajo y habla despacio, ...