El Todopoderoso

-Hasta que te encontré, mala paga. –Escucha esa melodiosa voz y una sensación helada recorre su espina dorsal. Dirige la mirada a donde la voz y se encuentra con el familiar rostro de Bruno, que hasta hace unas semanas era todo afabilidad y amabilidad, ahora parece que bajo su labio superior trajera una pestilencia de la que no se puede deshacer. -Bruno, espera, espera, -el rastrillo cae al suelo, al momento que hace la señal de alto con la mano al notar que el hombre viene hacia él y no con buenas intenciones- estuve enfermo varios días y obviamente este viejo carcamal de mi patrón me los descontó de mi salario, esa es la causa de que no he podido ponerme al corriente con tus cuentas… Bruno lo mira con perspicacia sin decir palabra durante algunos segundos, ladea la cabeza y le regala una sonrisa que está entre amigable y burlona. -¿Patrón? Así se llaman ahora los tugurios de mala muerte a dónde vas beberte una cerveza, y otra…y otra…y pagar compañía de las damas de la noc...