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FELIZ AÑO 2014!

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Hola compañeros del cuaderno y la pluma. He estado un poco ausente de estas tertulias, ocupada en un nuevo relato que pronto lo daré a conocer a ustedes.  Les deseo felices fiestas, y que el año por llegar esté lleno de salud, amor, armonía, paz, trabajo y muchísima inspiración.  Que el espíritu de nuestro Creador mantenga encendida en nosotros la llama del entusiasmo para crear y emprender con éxito cosas nuevas y diferentes.  Son mis mejores deseos para ustedes en este recién nacido 2014.  Felicidades.

Plácido Domingo

Casa caída. Casa triste. Casa que inspira compasión. Casa habitada por fantasmas. Casa codiciada. Casa oscura. Aún y con todos esos adjetivos, me gustaba mi casa los domingos de verano. Era el día más esperado de la semana, pues era el día “oficial” de visita de mis tías y mis primos. Era el único día que podíamos salir del “régimen de dictadura” impuesto por mamá durante la semana y comer sin restricciones galletas, helado, refresco y dulces. Me gustaba ese ambiente formado de gritos, cuchicheos; los más pequeños correteaban por el inmenso patio, jugando a las escondidas, al voto o dejándose caer sobre las hojas secas de los árboles. Los mayores, en cambio, conversábamos sobre moda, chicos y chicas, música, etc., o simplemente nos mecíamos en el columpio que mi padre nos hizo teniendo como base los dos limoneros que generosamente nos regalaban su sombra y oxígeno para mitigar en algo el sofocante calor. El piso era de tierra, en tiempo de lluvia se convertía en un pantano, pero en es...

Señor de la Basura

No hay día en que me baje en la parada del autobús y él esté recogiendo la basura del parque. A veces con la mano, a veces con una herramienta vieja en forma de tenedor a la cual le faltan varios dientes; otras veces barriendo con una desgastada escoba de pajilla. Personaje oscuro. Personaje ordinario. Días atrás pasó frente a mí y comenzó a barrer, claro que como la tierra está suelta y seca, se alzó una polvareda que me ocasionó una tos incesante. Ayer me refugié del sol bajo un frondoso árbol esperando mi transporte, retocaba mi maquillaje pues sentí mis labios resecos, el labial ya se había desvanecido; sin advertir la presencia del desagradable tipo, de repente escucho el ruido de unas bolsas plásticas al caer, no desvié la atención de mi actividad pero pude ver que el muy desgraciado arrojó aquéllas a mis pies, por fortuna no me ensuciaron. ¡Maldito! Siempre vistiendo sucios pantalones de mezclilla y un chaleco azul con dos rayas verticales en un chillante color naranja, es el “...

El Tejedor

Camino cabizbajo sin importar por cuales calles me llevan mis pasos. Me encuentro triste, encolerizado. La amiga con la que yo deseaba entablar una relación me dijo que no está interesada en un hombrecillo mediocre como yo. La caminata me tranquilizó un poco. Vi correr un perro con su amo por un parque, envidié su alegría, sus ganas de vivir. Cuando me di cuenta me encontraba en un mercado de colonia, entre olor de aceite requemado, fruta fresca, sahumerios e incesantes gritos de merolicos que intentan convencer a la gente de adquirir sus productos; más allá, bajo la sombra de un frondoso y apartado árbol, un anciano de piel oscura, tostada por el sol y arrugada por el paso inexorable del tiempo, afanosamente entrelaza hilos de diversos colores en un telar. Sin dejar de observar el gesto de alegría que emana de su rostro me acerqué a él. En estos momentos ya quiero tener la actitud optimista que él tiene, a pesar de mis problemas, sin embargo, me siento lleno de impotencia, frustrac...

Me pregunto si...

Estoy física y emocionalmente agotada. Todo el día trajinando de un lado a otro en la oficina y aparte llego a casa a realizar las tareas que no alcanzo a organizar y que voy relegando dizque para mañana, y ese “mañana” no llega. Por fin ya tomé mi acostumbrada ducha tibia de la noche, cené algo ligero pero delicioso, luego un cafecito caliente para acompañar una rebanada de pastel. Y ahora pago las consecuencias de ingerir cafeína, además que hice trabajar demasiado a mi estómago y el resultado es que no puedo dormir, el sueño ha huido de mis ojos. Son las dos de la madrugada y solo doy vueltas y vueltas en la cama. Me quedo quieta, escuchando los ruidos de la soledad de la noche. A través de la ventana de mi habitación logro ver un cielo azul, límpido, con algunas estrellas iluminándolo. Algunas las veo azules, otras amarillas. Un cielo gélidamente invernal de enero. El escenario me transporta, sin quererlo yo, a mi infancia. A esas noches de domingo en las que después de hacer los ...

Los decretos del diario azul de Miguel Boca

Sí, mi nombre es Miguel Boca. El nombre es común, mercadeado al por mayor, pero en cuanto al apellido ese sí que está medio raro, es un apellido que incita a las burlas. Todavía recuerdo con tristeza, y con coraje, cuando los compañeros de escuela me decían  “El Bocas” “El boquikis”, “El ocikón” y no sé cuantos apelativos más. El nombre justo para un tipo resentido con la vida, como lo soy yo. La vida para mí no ha sido fácil, pero decidí que voy a cambiar mis puntos de vista ya que la ira, la crítica y mis antiguos patrones de conducta me están generando enfermedades como la migraña, estreñimiento y otras cuantas más, que no estoy dispuesto a soportar. Alguien en la oficina dejó olvidado un libro de autoayuda, comencé a leerlo y desde entonces me enfoqué en la tarea de buscar y comprar libros de ese tipo; y en verdad que he cambiado ya algunas cosas. Hace días, uno de mis compañeros me dio un diario de actas grueso, donde se anotan las entradas y salidas de mercancía de la empres...

El sueño de todo pobre

Desliza sobre sus piernas las pantimedias color piel, finísima seda italiana, una de las más costosas marcas vendida en las tiendas departamentales. -Demonios! –su rostro se transfigura por el coraje al sentir que la prenda se enganchó con su uña; frota con la punta de sus dedos el área y sonríe al ver que la delicada tela no sufrió daño alguno. -No me importa en lo más mínimo traer hilos sueltos, lo que realmente me duele es que a la primera puesta se rompan, apenas las compré ayer y deben desquitar su precio, trescientos cincuenta pesos, no pagué el agua este mes por hacerme de estas medias…ni comparación con las que usaba antes, esas para la segunda puesta ya estaban guangas y rotas. –deja escapar una carcajada, más cuando se evapora la risa su rostro adquiere una mueca de amargura y vienen los reproches que siempre quiso hacerles a sus padres- Parecía una ancianita, con todo el molote de garra en las rodillas y en el empeine. No sé por qué le hice caso a mamá, si yo era la que tr...