Los fantasmas de Lola

Llovía a torrenciales. Sentada a su mesa, frente a la ventana, Lola contemplaba caer la lluvia. Su rostro era una mezcla de decepción, coraje, desesperación y quien sabe cuantas más emociones negativas. Unas horas atrás salió muy contenta de su casa con la seguridad de obtener el empleo que tanto necesitaba. Pero una nunca debe dar las cosas por hechas hasta que ya las tenga en la mano. Llegó a la empresa repartiendo sonrisas, después de todo, aquellas personas ya eran sus compañeros de trabajo y quería llevarse bien con todos. Mientras ella esperaba en la sala, su menta hizo una lista rápida de cómo distribuir el sueldo que le estaba asignado “acabo de solicitar la prórroga en la escuela y se vence hasta el próximo mes, pero la renta y la despensa…” Aquellos planes se desvanecieron al salir de la oficina de recursos humanos. ¿El motivo? El puesto que le fue ofrecido apenas el día anterior ya era ocupado por otra persona, una recomendada del compadre de uno de los socios. Ni hablar. Di...