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Mostrando las entradas de septiembre, 2008

Como dice la canción

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Hoy mi pared esta triste y vacía, es que quité tu fotografía… 6:00 a.m. Sonó el despertador, es hora de levantarme. Pero todavía tengo sueño, pasé la noche despierta, fue quizá la más larga noche que he tenido en los últimos 15 años. No quiero levantarme, aun así me levanto y me voy a la ducha, mis movimientos son los de un robot programado para ejecutar la misma tarea una y otra vez; pero a diferencia del robot, yo, mientras el agua escurre por mi cuerpo no dejo de pensar en ti, en nosotros, en que motivos te llevaron a alejarte de mi antes de siquiera haber comenzado lo que pudo haber sido una tierna historia de amor. Mi vestido violeta dice que luzco maravillosa, pero el espejo me devuelve una imagen que dice lo contrario, dice que la mujer que está frente a él tiene la mirada distinta, su ingenuidad y su ternura se han marchado, ahora solo reflejan desilusión y una furia contenida que son el sabor de la derrota total; las facciones de ese rostro se han endurecido en cuestión de hor...

Desesperado Alivio

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La peor manera de extrañar a alguien es tenerlo cerca y no poder hablarle. Y soy un ejemplo vivo de ello. Por más que me esforcé porque nuestra historia no tuviera final mi esfuerzo no dió fruto: te marchaste de mi casa sin decir una sola palabra. Y lo hiciste como un ladrón, aprovechando que yo estaría varios días fuera de la ciudad. Cual fue mi sorpresa al llegar y encontrar un inusual silencio esperándome. La bolsa de basura aun permanecía en la entrada del jardín. Abrí la puerta. La casa vacía. Sentí un frío de muerte recorrer mi espalda. Dejé la maleta en la sala, caminé hacia la cocina y ví que las cosas estaban tal como yo las dejé antes de partir: la tetera sobre la hornilla de la estufa, los trastes limpios en el escurridor, el periódico de la semana anterior sobre la mesa; claro que ahora todo estaba cubierto de una fina capa de polvo. Había hojas secas y basura acumulada en el patio trasero. Señal de abandono total. Volví mis pasos y llegué hasta nuestra recámara. Todo estab...

Sin Respuesta

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Todo comenzó cuando luego de dos años de estar en la búsqueda de un buen empleo, ingresé a laborar en una de las más sólidas empresas en el área de la construcción. Aquí te conocí, soy sincera y admito que desde el primer día me sentí atraída por tu mirada, que daba lugar para imaginar que dentro de ti de desbordaba un caudal de ternura, y por tu sonrisa, juguetona tal cual un chiquillo travieso. Fue en Octubre. Noviembre 2002. Nada personal sabía acerca de ti. Y nunca lo sabré. Conforme transcurría el tiempo, me iba gustando más tu forma de ser: siempre sonriente, atento con los demás, nunca te viste enfadado o contrariado, tomabas las cosas con excesiva tranquilidad. Nuestro trato era solo en el ámbito laboral: me solicitabas una llamada, el envío de un fax, ó simplemente te reportabas para avisar que ibas en camino a la Universidad para impartir clases de la materia de Dibujo; ya que aparte de ser Arquitecto, también jugabas a ser maestro. Si yo tomaba el “atrevimiento” de querer in...

El momento del adiós

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Son ya los últimos días de clases. Pronto se cerrará el paréntesis que encerró un año precioso de mi existencia, un ritmo acelerado, sin embargo, para mí era fascinante. Todas las mañanas llegar aprisa al salón de clases y mostrarme nerviosa al verte llegar, charlar con mis compañeros mientras tu explicabas la clase y no prestar atención, coincidir casi siempre en el salón de prácticas ó encontrarnos casualmente por los pasillos de la facultad. Cuantos recuerdos tan bellos quedarán encerrados entre éstas paredes. ! Desde hace tiempo vengo pensando que será de mí cuando llegue el momento de partir; cuando el camino se divida en dos y tu sigas el tuyo y yo deba recorrer el mío, aunque esto signifique perderte para siempre. Me acostumbré demasiado a estar cerca de ti, a reñir cuando me negabas algún detalle creyendo tener yo la razón, sin darme cuenta de que todo lo que hacías era por mi bien. Como olvidar esas lindas tardes de verano cuando todo me habla de ti. No soporto la idea de alej...

Árbol de Limón

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Aburrida. Sentada a la mesa de mi blanca e inmaculada cocina en una soleada pero helada tarde de principio de noviembre. Mi café está caliente, pero no logra mitigar el frío que siento no por la temperatura, sino por la nostalgia de mis recuerdos. Es curioso como el dinero le cambia a uno la vida. La mayor parte de las veces cuando nos falta y de repente tenemos aunque sea un poco nos duele gastarlo; cayendo así en la avaricia. Mi niñez transcurrió en la miseria, recuerdo que a veces no había ni para comer. Una vecina la mayor parte de las veces nos regalaba pasta y tortillas. Mi casa era la imagen de la miseria total: el techo era de lámina, con goteras la mayor parte, la puerta trasera no cerraba bien y había que atrancarla con un palo en la cerradura. Carecíamos de energía eléctrica, cocinábamos en una estufa de petróleo, pues el suministro de gas fue cortado porque no había para pagar. Aun así mis 2 hermanas y yo terminamos la educación secundaria. Eso garantizaba al menos consegui...

Apariencias

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Llovía a torrentes aquella tarde. Desde su mesa en el restaurante, Paola Enríquez veía a la gente correr intentando resguardarse de la lluvia. Le provocó risa el ver a un hombre cruzar la avenida rápidamente para que no lo mojasen los autos, pero al alcanzar la banqueta resbaló y para evitar caer hasta el suelo se sujetó de una mujer corpulenta, pero los dos terminaron panza abajo sobre el asfalto, mojados y cubiertos de zoquete, mientras el resto de los transeúntes apenas si se percataron de lo sucedido. No le apenaba que la vieran sonreír sola, se hubo acostumbrado a ello, ya que reconocía observar a la gente para encontrar en ella algún detalle gracioso en su forma de vestir, de hablar, algún gesto del cual mofarse. No era burlarse, decía, solo veía las cosas amablemente. Según ella. Burlona y criticona. Así la llamó Elvia alguna vez, años antes, mientras estudiaban un curso de inglés. -Elvia, ¿por qué tuviste que ser tú? Contra cualquier otra mujer yo podría luchar sin remordimient...