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Luna de fuego

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Retuerce la almohada entre sus dedos. Frente a ella el reloj le indica que aún falta mucho para que amanezca, intenta dormir, pero la ansiedad y la angustia se lo impiden. A la luz del alba ya todo habrá terminado. ¿Para quién? Cierra los ojos, los gemidos en el cuarto contiguo aún no cesan. Imagina los cuerpos sudorosos, desnudos, retozando uno encima del otro, disfrutando de un maravilloso sexo. Piensa en el futuro, después de esa interminable noche será ella quien esté en lugar de la mujer de al lado, quien gima y suspire de placer al sentir las manos del hombre como mariposas recorrer su piel, masajeando sus senos, para luego besarlos y con los dientes morder los diminutos pezones, mientras ella acaricia su cabeza obligándole a permanecer ahí, besando, mordiendo, generándole en el vientre las ansias de tenerlo dentro; pero el hombre se aparta con suavidad para pasear su boca por el estómago, su paseo lo lleva a perderse entre los muslos, el contacto rasposo de...

Cuaderno de notas

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Foto: Cortesía de la galería personal de la autora. Ya los asientos del camión están ocupados. Es la hora en que la gente regresa del trabajo a casa. Siempre escojo el asiento al final del pasillo, el de lado de la ventanilla, el que ofrece el privilegio de ver al resto de los pasajeros sin que éstos me vean a mí. Señoras acompañadas por niños inquietos, otras cargando las compras, hombres  y mujeres tratando de alcanzar un asiento. El murmullo de las voces apenas toca mis oídos, más de repente el grito agudo de algún bebé llorón rompe el silencio. ¿Qué no podrán dejarlo en casa? Digo, es una solución práctica. Para todos.    Acomodo mi bolso sobre el regazo; me recuesto un poco y estiro las piernas en el pequeño espacio entre un asiento y otro. En ese momento recuerdo que no he comprado los audífonos para ir escuchando música en el móvil. No hace falta, llevo mi cuaderno de notas, el inseparable compañero de un escritor. El camión inicia la ma...

Esencia

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Maten a la violinista!

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Casa rural en Dr. Arroyo N.L. Cortesía de la autora Observo atentamente cada uno de sus gráciles movimientos. Ella teje su delicada sinfonía ajena a mi mirada. Envenenó a Matty, mi queridísima y pequeña cokcer spannel color miel, quien está débil y con fiebre, pero viva. No logró acabar con su inquieta vida. Y estoy a punto de hacérselo pagar.  Concentrada en su quehacer no me siente llegar. La admiro por última vez. Es bella a pesar de su maldad. Envidio su andar seguro y despreocupado, su esbeltez, el tono marrón de la piel que la envuelve. Levanto el arma hacia ella y plum!! Bastó un porrazo con mi potente matamoscas para dejarla embarrada en la pared. En voz alta proclamo mi victoria: muere, araña violinista, muere!!! He consumado la venganza de Matty.  Obra bajo Licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License

Momentos de relax

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Foto: Patio campestre de casa en Dr. Arroyo, N.L. Cortesía de la galería personal de la autora Suspiro profundo, me arden los ojos y un bostezo, que no sé si es de cansancio, de aburrimiento o de sueño, escapa de mi boca. Abandono por un rato el proyecto en el que estoy trabajando y estiro los músculos. ¡Ah! Que delicia. Me levanto de mi asiento y corro la cortina de la ventana con vista a la calle. Aparece un cielo encapotado, cubierto por nubes plomizas que en el momento menos esperado dejarán caer sus agujas de agua sobre la tierra. En el jardín unas minúsculas florecillas blancas atraen mi atención. Mientras busco la respuesta del por qué crecen las florecillas sin el cuidado de nadie, escucho la voz de mi vecina Verónica gritar con sus hijos, sobre todo con el mayor, que como lo está alcanzando la pubertad se ha vuelto mal hablado y malandrín, que se puede esperar si te juntas con chavos cuatro o cinco años mayores que tú, malas compañías, como solía decirnos mi...

El piano de Cortázar

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    Siente el agua deslizarse sobre su piel. Temperatura ideal, ni fría ni demasiado caliente. El piano de Ernesto Cortázar se deja escuchar de fondo musical.   Disfruta de su baño. Ojala los pensamientos oscuros que tienen atrapada su mente se diluyeran con el agua y el jabón y se fueran por la coladera. Pero no. el enojo y la frustración siguen encadenados a su vida; más ahora que el hombre que consideraba su compañero de vida se largó enfadado. -Y solo porque me atreví a decirle que no me gusta trabajar para su gente porque no quieren pagar mi trabajo, quieren el servicio gratis y eso no es posible. Creen que la abogacía es sinónimo de “dama de caridad”, y están muy equivocados.   El nudo que siente en la garganta duele. Cierra los ojos y se muerde el labio inferior mientras las lágrimas fluyen confundiéndose con el agua. Llevaba días evitando el llanto, pero ahora lo deja salir. Total, está sola en casa, nadie la ve, ni la juzga ni h...

Nostalgia

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Flor en escalera Cortesía de la galería personal de la autora Tú, mi sueño no logrado, dulce nostalgia de días que no volverán.   Entre tanta gente siento asfixiarme, mis ojos te buscan sin encontrarte, salgo a la frescura del cielo abierto, tengo frío, el manto oscuro de la noche luce cubierto de estrellas.   En medio del jardín estás tú, me acerco y pregunto ¿qué haces? observo las estrellas, fue la respuesta, te volviste a mí para decirme que es una hermosa noche; tu mirada volvió a perderse en la galaxia celeste. Yo apenas soy una sombra más en la escenografía mundana.   Mis labios, temblorosos, quieren decirte tantas cosas que antes no encontré el momento ideal para conversar. Decido callar, ahora tampoco es el momento para hablar.   El tiempo no perdona, no se detiene, avanza arrastrando con él las últimas horas de un camino que está a p...