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Mostrando las entradas de octubre, 2014

Errores de Juventud

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La oscuridad es su mejor aliada. Una verdadera suerte que la luz pública haya fallado. Elida está frente a la puerta de su casa, lista para entrar. Un automóvil se detiene. A su espalda siente una presencia, pero antes que pueda volverse, un golpe la deja sumida en profundo sueño. Chris conduce a toda prisa hacia las afueras de la ciudad. Un matorral escogido con anterioridad lo espera. Los hierbajos crecidos protegen de miradas casuales. Chris viste todo su atuendo de negro, se coloca una máscara negra sobre el rostro, la cual deja al descubierto solo los ojos y la nariz. Toma a la mujer, aún inconsciente, por las axilas y la arrastra monte adentro. La amordaza y le ata las manos sobre el estómago, la mujer emite un ligero quejido más no despierta. La vuelve boca abajo sobre la hierba. De uno de sus bolsillos saca una navaja. La luz de la luna le permite localizar un árbol cuyo follaje ya está marchito, tantea con la mano el grosor de una vara antes de arrancarla y pelarla. Se gol...

Errores de Juventud

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La distancia y el tiempo (quince años) no fueron obstáculo para que Elida desapareciera del mapa de su venganza. Aún y con el kilometraje recorrido al máximo, la muy zorra se casó de blanco, con un tipo proveniente de una familia conservadora y puritana, dueña de una posición económica más que holgada. Su vida es descrita con lujo de detalle en su página social. Elida, Elida, -deja escapar el nombre con un tono de burla.- nunca se te quitó lo presumida. ¿O debo decir lo estúpida? –carcajadas. Sigue con interés cada capítulo de la telenovela Elida. Un comentario atrae su atención. “Hoy el médico me dio una noticia buena y no tan buena. Estoy esperando un hijo, pero es un embarazo de alto riesgo. Debo cuidarme en extremo si quiero que este bebé se logre.”. Una respuesta malintencionada puede leerse a continuación: “Pues entonces cuídate amiguita. Perder ese bebé significa decirle adiós a la herencia $$$$ de los suegros, y en un descuido hasta Emilio se va. Con eso de que él...

Errores de Juventud

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Treinta y tres años después aún siente en su cuerpo, sobre todo en su espalda y nalgas, la cintareada que su papá le propinó aquella tarde. Durante varios días fue un suplicio sentarse y acostarse. Sin contar que en la secundaria sus compañeros se reían de él. Una mañana en el receso entre clases, escuchó cierta conversación en el grupo de amigas de Elida: -Tarugo, ni siquiera sirve para besar. -Pobrecillo, se asusta al ver una chica desnuda. ¡Ja, ja, ja! Según Elida, no tiene idea para que son las tetas de mujer. Ella tuvo que decirle. Ni siquiera supo agarrarlas…  -Con Elida quien no se asusta. Si está tan urgida la pobre…. Ja, ja! Soportó con dignidad los comentarios malintencionados y las miradas burlonas y morbosas de sus compañeros y vecinos. Aunque ese desliz juvenil fue tratado con la más absoluta discreción por los padres, de una manera u otra se filtró entre los conocidos. Chris intuía que fue obra de Elida. Su venganza por no poder aplicar en él su poder de s...

Errores de Juventud

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El rostro hermoso y cándido de Elida aparece frente a sus ojos. La maldad con cara de inocencia. La serpiente. Maldita serpiente. Elida, Elida, ¿cómo olvidarte, cómo? Elida era la hija de sus vecinos, tres años mayor que él. Una chica escuálida, de piel muy blanca, lechosa, ojos grandes y de un color verde casi transparente. Con una muy marcada ausencia de atributos físicos, motivo que no le impide acosar sexualmente a Chris. Cuenta el niño con 12 años y Elida ya se perfila como una excelente aprendiz de modelo de lencería y acompañante de cama. Chris estaba ese día, como muchos otros, en el cuarto abandonado, leyendo una de sus historietas favoritas al momento que alguien, por la espalda, le cubre los ojos. El susto es mayúsculo. Tranquilo Chris, –el tono hipócritamente dulzón de la jovencita le cae a Chris como un golpe en el estómago. Decididamente, no la soporta.- Soy yo, Elida. Al verse libre de las huesudas y frías manos, el chico camina hacia la puerta. -Elida, no ...

Errores de Juventud

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El calor le impide dormir. Aún y con el aire saliente de un ventilador plástico instalado frente a su cama, nota que su piel está húmeda debido a la transpiración. Christian sabe que son los últimos días del verano. Una temperatura de 36º es la reina del ambiente, el viento en completa calma apenas se siente. A través de la ventana abierta ve un rayo iluminar el azul oscuro del cielo; no se pronostica lluvia, más la naturaleza es caprichosa y hace de las suyas cuando uno menos lo espera. En la calle escucha risas y cuchicheos, por lo menos son 3 voces diferentes. Un grito rompe la quietud de la noche, se asoma por la ventana y ve una sombra correr a toda velocidad, otras 3 siluetas salen de la oscuridad y con risotadas celebran la hazaña de haber asustado a alguien. La “víctima” se perdió en las calles aledañas, los victimarios, por el tono de voz, parecen ser muchachos de entre 13 y 15 años. Condenados chamacos, -son las palabras que se alojan en el pensamiento de Christian en...