Sin destino

Astrid miró de nueva cuenta el sobre que le fuera devuelto esa mañana. Llegó con la correspondencia habitual que le era enviada a sus padres: ofertas de tiendas departamentales, invitaciones a estudiar cursos a distancia, etc. Ella puso en el buzón esa carta la semana anterior. Necesitaba hablar con Priscila, desde que terminaron ambas el curso no se volvieron a ver, y tenía muchas cosas que platicarle, en su casa se sentía ahogada con la presencia de su madre recordando a cada minuto que el dinero escaseaba en casa, que su ingreso no alcanzaba para cubrir todos los recibos, que por eso le consiguieron esa beca en el curso de computación, para que consiguiera un buen trabajo y ayudara con el gasto, ya que su padre estaba enfermo y no podía trabajar. -Muy enfermo, pero para emborracharse y andar en los congales buscando nalgas no está enfermo…. “No existe domicilio” rezaba el sello del correo. -Y ahora como encontrar a Priscila? Priscila Lizcano fue su mejor, más bien su única amiga dur...