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Privadas del Paraíso

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“No tienes por qué dar tantas explicaciones a la gente, solo diles que durante los últimos meses ya no nos entendíamos y decidimos esperar a que naciera el bebé para divorciarnos, eso sí, aunque suene materialista di que acordamos que yo me quedaría con el niño, pues tengo más recursos económicos para sacarlo adelante. Dispón como mejor te parezca de la casa de Privadas, es tuya, la puse a tu nombre; no me agradaría que te deshicieras de ella, porque aunque se escuche falso, pasé momentos muy gratos en tu compañía, creo que algo aprendí de ti. Gladys por su parte, te deja depositada en tu cuenta una muy jugosa suma en efectivo para que continúes con tu vida, o empezar en otro lugar si lo consideras necesario. Te dejo los datos del Lic. Alejandro Pacheco, búscalo, él te asesorará para disolver nuestro matrimonio fantasma, así para cuando el amor llegue, y deseo que esta vez sea el verdadero, estés en libertad para tomarlo. No sabemos si volveremos a encontrarnos algún día...

Privadas del Paraíso

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Ernesto y Gladys intercambiaron miradas; entre ellos había una especie de conexión tan fuerte que daba la impresión de que se leían el pensamiento el uno al otro. Al fin Ernesto rompió el silencio. -Es hora de quitarnos las máscaras y vernos tal cual somos. -se dirigió a Daniela- Supongo que ya mi esposa te ha puesto al tanto de todo, así que no tiene caso la espera ni para ti ni para nosotros. Terminemos con este asunto de una vez. –fue a reunirse con Gladys. El miedo traicionó a Daniela, rompió a llorar abrazada a Darío, mientras los otros dos médicos se ataviaban con la ropa propia del cirujano. La mente de Darío trabajaba a mil por segundo, buscando argumentos convincentes para persuadir al médico de seguir adelante con aquel plan. -Ernesto, veo que tu quirófano está muy bien equipado, y no dudo de tu capacidad como médico, pero no puedes realizar la cesárea, tu especialidad es muy distinta, tratas alergias, desconoces por completo la práctica en obstetricia. Por un mom...

Privadas del Paraíso

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-En ningún momento estuve de acuerdo en alquilar mi cuerpo para un propósito así. Yo simplemente me enamoré y me casé con el hombre que amo. Un tubo de vidrio se estrelló contra el suelo. Gladys pisó los pedazos con sus pies hasta convertirlos en un fino polvo. -Las dos conocemos la verdad, hace tiempo que lo descubriste. Ernesto no tiene ninguna relación contigo. No aprobaba que te escogiera a ti como “madre” –hizo énfasis al pronunciar esta palabra e hizo la seña de las comillas “” con los dedos índices- de nuestro hijo. Me opuse desde que supe quien eres, el empleo a que te dedicas, para mi el estatus social está antes que todo. Pero no tenía muchas opciones. Las otras mujeres que deseaban ayudarnos no me inspiraban confianza; algunas padecían enfermedades que no representaban peligro para el producto, pero no estuvimos dispuestos a correr riesgos innecesarios. El problema era que tú no ofrecías servicio de alquiler, por eso elaboramos el plan del matrimonio. No fue fácil, ...

Privadas del Paraíso

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El trayecto a la casa de la carretera fue en silencio. Daniela temía lo peor, se imaginaba atada y amordazada dando a luz, para luego dejarla morir sola, desangrada. Ya no sabía si realmente lo estaba viviendo o si su memoria recreaba algún capítulo de esas novelas de suspenso que tanto le divertía leer. Miraba de cuando en cuando a Gladys. Se dio cuenta en ese instante que sus facciones eran hermosas y su cuerpo esbelto y bien proporcionado. Estaba fuera de lugar que una mujer con un físico atractivo se dedicara a trabajar como doméstica. Se la imaginó entonces maquillada, con su largo cabello peinado, ataviada con la bata médica y en un elegante consultorio. Sí, esa era la imagen que iba más acorde con su persona. El auto al fin se detuvo frente a una alta verja de hierro. La reja se abrió y el auto fue a estacionarse frente a la puerta principal. Gladys bajó primero y con paso calmado se acercó a la puerta del copiloto y le tendió la mano para ayudarla a bajar. Daniela solo la mir...