Al encuentro con el pasado

Capítulo XIV La mano de Dios o la pata del diablo Abigail resultó con lesiones leves, de Felipe no puede decirse lo mismo. Yacía inconsciente, conectado a aparatos que solo mostraban gráficamente sus latidos y emitían agudas alarmas. Ana Minerva se detiene en la puerta, pide a Dios le de paciencia para esperar a que la mujer que visita a su novio salga del cuarto, porque de lo contrario, armará un escándalo mayúsculo, corriendo el riesgo de que la saquen por la fuerza y le nieguen el acceso. No está para darse esos lujos. Ella es la única persona que debe estar a su lado, cuidándolo. Días antes, Felipe se sinceró con ella y le contó el reencuentro con Abigail; dejando en claro que esa mujer nada representa en su vida, por lo que Ana Minerva conserva la calma y decide ir a la cafetería a ingerir alimento, dará tiempo a que la visita termine. Una Abigail taciturna, con esparadrapos en la frente y vistiendo la bata quirúrgica que la distingue como paciente del hospit...