Arantza Escucha la puerta cerrarse. Siete de la mañana. Por fin se ha ido. Mejor. Su presencia física le impediría tener el valor de poner punto final al ciclo de vida entre ellos y que de un tiempo a la fecha está inerte. Estira los músculos. Le apetece quedarse un rato más en cama, como antes de que… la mirada fija en el techo, mueve la cabeza en signo de negación, como ahuyentando los recuerdos. El día será largo, aligera la tarea el hecho de que su ropa, sus objetos personales y escasas pertenencias la esperan ya en la casa que ocupará a partir de ahora. Se levanta con parsimonia. Mira la calle por última vez. Para sus amigos felinos el día comienza alegremente. Los echará de menos, definitivo. Se acostumbró a sus charlas gatunas, a verlos en la puerta del patio trasero en espera de su ansiado alimento. En fin. No es buen momento para sentir nostalgia. La nostalgia es una cadena que pesa mucho, mejor a lo suyo. Disfruta su d...