Privadas del Paraiso

Aquel masaje anti estrés que Gladys practicó en la espalda de Bernardo encendió la llama del deseo entre ambos. Pasaron toda la tarde dando rienda suelta a su pasión. Los sorprendió darse cuenta de que la llama del amor estaba viva, e incluso ardía con más intensidad que antes. A pesar de que frente al mundo eran dos desconocidos, a escondidas, en su intimidad, volvían a ser Gladys y Ernesto, aquella pareja enamorada que frente a Dios prometió amarse y llegar juntos al final del camino. La pareja a quien el infame destino no pudo destruir ni separar, dos seres que siendo uno solo renacieron de las cenizas, de la nada, siendo incluso más fuertes que antes. Exhaustos, el sueño los venció durante algún rato. Despertaron abrazados, sin pronunciar palabra, solo disfrutando de la cercanía del otro, acariciándose para comprobar la realidad. -Después de todo fue una magnífica idea permitir que Daniela salga de casa por algunas horas, así nosotros podemos disfrutar sin temores nuestro amor. –Be...