La oscuridad de los sueños rotos

El huerto de Lucía Tiempo atrás… ¡¡¡Aún existe!!! El subconsciente grita esas palabras y es como volver a vivir el pasado. Dar con la ubicación de aquella casona antigua y abandonada fue un regalo de los dioses; esos que solo existen en las tragedias griegas que eran de lectura obligatoria en la clase de literatura. Por fortuna nadie reclamó nunca sus derechos sobre ella. Las personas no son tontas, reclamar derechos significa regalarle al estado cantidades de dinero en impuestos, restauración y limpieza de la finca y sus alrededores. El propietario: su padrino, el hombre quien en vida llevó el nombre de Rubén Cáceres. Cierta tarde, en la monotonía de su casa, inventarió sus recuerdos y notó que hacía años que no tenía noticias de sus padrinos de bautizo. Por lo que se propuso buscarlos, le vendría bien su compañía y sus consejos, como en su remota niñez. Recordaba que los señores Cáceres pasaban la mayor parte del año en su hacienda, no tenía apuntada la dirección, pero no e...