Agua de borraja

Sandra Por obvias razones, el rostro de la mujer estaba borroso, aun así no era necesario verle las facciones mientras ejecutaba un sensual baile. Única vestimenta: un pequeño bikini en color blanco a juego con medias transparentes; eso si los escasos trozos de tela pueden considerarse vestimenta. Jugaba con su cabello largo y negro. ¿Sonreía? Lo más seguro es que sí. Los dedos de la mano izquierda viajan con sutileza por la piel del cuello, bajando por el canalillo de las tetas y masajeándolas con suavidad, en delicados círculos, para luego descender hacia su estómago, detenerse durante algunos instantes y luego rozar como por descuido el encaje que cubre su intimidad. Frente a ella un hombre sentado en una silla, de espaldas a la cámara, mira embelesado aquel trozo de carne dispuesto para él. Y lo disfrutará plenamente. Sin duda. La mujer con pasos lentos se acerca al hombre, se pone de espaldas a este y le menea el trasero de forma sugestiva; el ritmo cambia, ahora la mu...