Momentos de relax

Foto: Patio campestre de casa en Dr. Arroyo, N.L. Cortesía de la galería personal de la autora Suspiro profundo, me arden los ojos y un bostezo, que no sé si es de cansancio, de aburrimiento o de sueño, escapa de mi boca. Abandono por un rato el proyecto en el que estoy trabajando y estiro los músculos. ¡Ah! Que delicia. Me levanto de mi asiento y corro la cortina de la ventana con vista a la calle. Aparece un cielo encapotado, cubierto por nubes plomizas que en el momento menos esperado dejarán caer sus agujas de agua sobre la tierra. En el jardín unas minúsculas florecillas blancas atraen mi atención. Mientras busco la respuesta del por qué crecen las florecillas sin el cuidado de nadie, escucho la voz de mi vecina Verónica gritar con sus hijos, sobre todo con el mayor, que como lo está alcanzando la pubertad se ha vuelto mal hablado y malandrín, que se puede esperar si te juntas con chavos cuatro o cinco años mayores que tú, malas compañías, como solía decirnos mi...