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Mostrando las entradas de mayo, 2013

Plácido Domingo

Casa caída. Casa triste. Casa que inspira compasión. Casa habitada por fantasmas. Casa codiciada. Casa oscura. Aún y con todos esos adjetivos, me gustaba mi casa los domingos de verano. Era el día más esperado de la semana, pues era el día “oficial” de visita de mis tías y mis primos. Era el único día que podíamos salir del “régimen de dictadura” impuesto por mamá durante la semana y comer sin restricciones galletas, helado, refresco y dulces. Me gustaba ese ambiente formado de gritos, cuchicheos; los más pequeños correteaban por el inmenso patio, jugando a las escondidas, al voto o dejándose caer sobre las hojas secas de los árboles. Los mayores, en cambio, conversábamos sobre moda, chicos y chicas, música, etc., o simplemente nos mecíamos en el columpio que mi padre nos hizo teniendo como base los dos limoneros que generosamente nos regalaban su sombra y oxígeno para mitigar en algo el sofocante calor. El piso era de tierra, en tiempo de lluvia se convertía en un pantano, pero en es...

Señor de la Basura

No hay día en que me baje en la parada del autobús y él esté recogiendo la basura del parque. A veces con la mano, a veces con una herramienta vieja en forma de tenedor a la cual le faltan varios dientes; otras veces barriendo con una desgastada escoba de pajilla. Personaje oscuro. Personaje ordinario. Días atrás pasó frente a mí y comenzó a barrer, claro que como la tierra está suelta y seca, se alzó una polvareda que me ocasionó una tos incesante. Ayer me refugié del sol bajo un frondoso árbol esperando mi transporte, retocaba mi maquillaje pues sentí mis labios resecos, el labial ya se había desvanecido; sin advertir la presencia del desagradable tipo, de repente escucho el ruido de unas bolsas plásticas al caer, no desvié la atención de mi actividad pero pude ver que el muy desgraciado arrojó aquéllas a mis pies, por fortuna no me ensuciaron. ¡Maldito! Siempre vistiendo sucios pantalones de mezclilla y un chaleco azul con dos rayas verticales en un chillante color naranja, es el “...

El Tejedor

Camino cabizbajo sin importar por cuales calles me llevan mis pasos. Me encuentro triste, encolerizado. La amiga con la que yo deseaba entablar una relación me dijo que no está interesada en un hombrecillo mediocre como yo. La caminata me tranquilizó un poco. Vi correr un perro con su amo por un parque, envidié su alegría, sus ganas de vivir. Cuando me di cuenta me encontraba en un mercado de colonia, entre olor de aceite requemado, fruta fresca, sahumerios e incesantes gritos de merolicos que intentan convencer a la gente de adquirir sus productos; más allá, bajo la sombra de un frondoso y apartado árbol, un anciano de piel oscura, tostada por el sol y arrugada por el paso inexorable del tiempo, afanosamente entrelaza hilos de diversos colores en un telar. Sin dejar de observar el gesto de alegría que emana de su rostro me acerqué a él. En estos momentos ya quiero tener la actitud optimista que él tiene, a pesar de mis problemas, sin embargo, me siento lleno de impotencia, frustrac...