Puede ser que te lleves una sorpresa...

Sentada a la mesa de aquel lujoso restaurant, mientras esperaba a Omar, su socio en el despacho, Yolanda se sentía poco menos que una cucaracha, acababa de realizar un muy jugoso deposito bancario gracias a un negocio judicial que le fue encomendado gracias a las recomendaciones que su amiga Elizabeth tuvo a bien hacer sobre ella.
-Elizabeth, nunca imaginaría que gracias a ti tendría muchas de las cosas de las que hoy gozo. Y pensar que te juzgué indebidamente, sin saber los problemas por los que atravesabas en esos días…
Mentalmente retrocedió en el tiempo.
Se conocieron cuando ambas cursaban la carrera de Derecho; dos años atrás Elizabeth suspendió sus estudios y ahora los reanudaba, integrándose al grupo de Yolanda, y aunque aquélla era demasiado reservada y además insegura al momento de relacionarse con otras personas, la amistad surgió de inmediato entre las dos.
Yolanda contaba con un gran defecto o virtud, dependiendo de la visión de cada quien: era demasiado perfecc...