Efluvio

Imagen de Annalise Batista en Pixabay Una mañana cualquiera. Despierto. La luz de la mañana me acaricia suave el rostro. Sí me levanto. No me levanto. La dulce pelea de todos los días, a veces, por más que desee, no puedo quedarme más tiempo que el necesario en la cama. Otras veces el sueño me traiciona, me despierto con el tiempo justo. Amenaza lluvia. Oscuras nubes cierran el cielo. Tumbada de espaldas, con lo ojos cerrados, imagino lo que haré en el transcurso del día, repaso mi lista mental de actividades. En eso se deja escuchar. Un sonido cálido, agradable. Una caricia para los oíd...