Con esas amigas…





Rostro sereno, ya sin huellas de llanto en sus ojos y con la mirada perdida, Laura Alicia recordaba aún a ese grupito de niñas bobas que la hicieron llorar. Muchachitas decentes, pero que si fueran tan decentes no estarían a las 3:00 de la madrugada lejos de casa. Hijas de familias bien, pero quizá sean realmente de lo más promiscuo que existe en este mundo. Una nunca sabe lo que se esconde tras la fachada de una “familia bien”…

Le gritaron todos los insultos que se supieron, la ofendieron a más no poder… y solo porque en esa fiesta a la que ella fue invitada atraía las miradas masculinas y provocaba los piropos de los hombres. Yo no soy culpable de ser tan llamativa, se había dicho.

Le ocasionó un problema a su amiga Josefina, quien la invitó a la fiesta, con Martha, la organizadora de la reunión; la idea era pasar la tarde del sábado y parte del domingo en una quinta.

Después de cenar y ya entrada en ambiente con tres bebidas en su organismo, Laura Alicia armó tremendo escándalo que Martha se vio en la necesidad de despertar a Josefina, quien dormía profundamente, para que tranquilizara a su amiga.
-Jossi, -la llamaba de cariño- por favor, tu amiga está dando un show gratis y me preocupa el mal ejemplo que le está dando a mi hija Karla. Ve por ella y quiero que se vaya. –su tono de voz se hubo vuelto duro.
Josefina conocía perfectamente a Martha, se sobra sabía que cuando tomaba decisiones nada la hacía retroceder. Fue en busca de Laura Alicia, quien vio a su amiga a lo lejos y adivinaba lo que iba a decirle.
-Jossi, ya te despertaron estas viejas jodidas, no podían quedarse calladas.
Josefina aún con los párpados cerrándosele por el sueño preguntó:
-¿Laura, que sucedió? Martha está enfadada y el resto de las invitadas te avientas unas miradas que parecería que van a matarte con ellas.
-No fue nada, -Josefina percibió el fuerte aliento alcohólico de su amiga- Solo me dijeron que le bailara a Pedro. –meneó las caderas sonriente- Y eso hice. No sé por qué se enojan…
-¿Cómo que le bailaste? ¿Quieres decir que como cuando estás…?
-Ellas insistieron, solo me acomodé en las piernas de Pedro y le bailé encima.
Desde el interior de la habitación Martha les indicó que entrasen.
-Mira Jossi, tú eres mi amiga, pero a tu amiga –señaló a Laura y con tono despectivo prosiguió- no la quiero ver más aquí, se va. Nosotras te llevamos a ti, pero ella que busque como irse.
Justo en ese momento entraron tres chicas, una de ellas se llamaba Yolanda.
-¿Todavía no se va esta mujer?
-Ya se está despidiendo. –se apresuró a contestar Martha.
-Ojalá y no te volvamos a ver. Echaste a perder nuestra fiesta. Nosotras somos unas chavas pero tu ya eres una señora, compórtate como tal.
-No tenía idea de que tuvieras que ver con Pedro, no fue mi intención provocar problemas.
Yolanda lanzó un suspiro y luego escupió su veneno.
-Las zorras como tu siempre van a ocasionar problemas. Pedro y yo rompimos hace tiempo pero ésta era nuestra oportunidad para reconciliarnos y tú la echaste a perder. Maldita zorra, porque eso es lo que eres, una zorra.
Al escuchar Josefina que las otras dos compañeras de Yolanda comenzaban a insultar a su amiga, tomó sus cosas y se apresuró a decir:
-Me disculpo con todas ustedes por el mal rato que pasamos, nos retiramos Laura y yo. -mirando a Laura- Toma ya tu maleta y vámonos.
El resto de los invitados estaban ajenos aparentemente a lo que sucedía entre las mujeres en el interior de la casa. Al ver que Josefina y Laura se marchaban, una de las invitadas le comentó a otra:
-Resultó más que perfecta tu idea para evitar la reconciliación entre Pedro y Yolanda. Eres un genio.
-Y eso que no fue planeado, se me ocurrió al ver a esa pobre ebria. Yolandita me las debía y tenía que cobrármelas. Y la mejor manera era herirla donde más le duele: en su corazoncito. Ja, ja, ja.

Josefina lamentaba profundamente que su amistad con Martha se hubiera fracturado; en verdad la estimaba y no podía olvidar toda la ayuda que recibió de su parte. Dejaría pasar algunos días para volver a hablar con ella de ese bochornoso asunto.

Laura Alicia repasaba el incidente una y otra vez, se sentía la víctima incomprendida.
-Que gusto siento que la tal Martha se haya molestado con Josefina, ojalá que ya no se hablen. No me parece justo que a Josefina le sobren amistades en tanto que yo no cuento con amigos sinceros. Soy extrovertida, cuido de mi arreglo personal; en cambio Josefina a donde quiera que va pasa inadvertida. Sin querer rompí una amistad. Y no me duele haberlo hecho…

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