Agua de borraja
2018
Rodolfo
Después de comprobar que nadie irrumpió en su casa, ya no pudo volver a conciliar el sueño; solo vueltas y vueltas en la cama, la llegada del alba resulta un alivio para él. Se levanta, toma la acostumbrada ducha, sigue de cabo a rabo su ritual diario de arreglo personal y luego baja a la cocina a prepararse un café. Lo bebe pausadamente. Termina la reconfortante bebida y se alista para salir a vivir otro día.
Una sorpresa le espera al abrir su oficina: extendidas sobre su escritorio, cinco fotos acaparan su atención. Se apresura a poner llave a la puerta, nadie más debe verlas. Observa cada una de las fotos donde aparece él acompañado de una bella joven. El miedo se instala en su estómago en forma de dolor atenazante, ignoraba hasta ese momento que existiera evidencia alguna de aquella aventura fugaz. Ha transcurrido ¿cuánto tiempo? Seguro que más de una década, su cerebro procesa preguntas que no sabe si tendrán respuesta: ¿quién tomo aquellas fotos? ¿en qué momento? ¿por orden de quién? ¿y por qué se las hace llegar hasta ahora?
El desconcierto y el desasosiego son tales, que ni siquiera apetece
el acostumbrado café mañanero. Regresa las fotos al sobre y lo guarda en la
última gaveta del archivador, al final de todos los expedientes. Nota un fino
temblor en sus manos; enciende el ordenador, mira sin ver, fija su atención en
la pantalla, solo que las imágenes que ve no tienen relación alguna con su
trabajo. Repara en un detalle importante que pasó desapercibido.
-Solo yo tengo llave de la oficina… ayer que me fui dejé cerrado, y
hoy… Se deja caer en el alto respaldo de la silla. Observa la torre de papel
que está en su escritorio esperando por su atención y su firma… seguirá ahí,
hay otras cosas más importantes de las que ocuparse. Cierra los ojos y se contempla
él y la joven, años atrás…
Abril 1994
Lleva un tiempo esperando cuando la ve llegar. La joven pasa de largo la sala sin voltear, sabe que sus tíos Roberto y Petra-Nelly no han llegado a casa. Y Sandra, su prima, está fuera de la ciudad.
-¿Mavy… o me equivoco?
La voz la obligó a volverse, la
sonrisa de Rodolfo la desarma totalmente, queda indefensa frente a ese
masculino modelo de revista, siente el calor invadiendo su rostro.
-Rodolfo Antúnez. –dijo casi en un
susurro. Rodolfo Antúnez, arquitecto y amigo de Roberto y Petra-Nelly; nunca
antes lo hubo visto, de cierto tiempo a la fecha escuchaba continuamente su
nombre y en las últimas semanas, la casualidad quiso que fuera ella quien
contestara al teléfono. Le pareció una persona educada, cortés y de trato
fino.
Antes de que Mavy reaccione, él se
levanta y camina hacia ella. 1.80 de estatura. Cabello rubio, piel blanca y
tersa, dueño de una mirada azul diáfano y una sonrisa que inspira confianza. Le
regala aquella hipnótica sonrisa como respuesta. Se siente tonta, las palabras
no salen de sus labios. Se acerca al hombre y le tiende la mano, la de él es
tibia y suave, y el apretón es firme.
-¿Cómo está, Rodolfo? ¿Qué lo trae
por estos lares?
Rodolfo regresa a sentarse de nuevo.
Ella permanece como clavada en el piso, incapaz de moverse.
-Motivos de mucho peso. -con la mano
da suaves golpecitos en el sofá, indicándole a la joven que se siente, a lo que
ella obedece sin rechistar- Inversiones de trabajo, para comenzar, contactar
con familiares y con antiguas amistades, y… lo que vaya marcando el destino…
El aroma cítrico aunado al calor que
despide el cuerpo de Rodolfo cerca de ella, le va despertando emociones y
deseos que hace mucho tiempo ha olvidado.
- - - - o - - - -
La atracción que se suscita entre Rodolfo y Mavy es inmediata y fuerte; al principio la mujer se dejó llevar por su aspecto físico, más fue su trato amable y cariñoso hacia ella lo que la enamoró. Rodolfo en cambio, mostró interés en su persona, en su plática, en las cosas y situaciones que la rodeaban, forjando así un vínculo tan estrecho, que conforme transcurren las semanas, la relación entre ellos pasa de una simple amistad a una relación pasional. Rodolfo pide a Mavy que su relación se mantenga en secreto, hasta que sea el momento oportuno para darla a conocer a la familia de ella.
Se sobresalta al regresar de su imaginario viaje por el pasado y
ver a Harim, su asistente, sentado frente a él, con una sonrisa mona iluminando
su atractivo rostro. Este parece no notar la turbación que envuelve a su jefe.
-Buen día Rodolfo, -Harim se ganó la confianza de Rodolfo a base de
saber cuidarle las espaldas, era el único de sus trabajadores que podía
tutearlo.
-¿Cómo entraste? –la agresividad que llenaba sus palabras al
momento de cuestionar ignorando la pregunta era notoria, pero Harim, o bien no
se percata de ella, o decide pasarla por alto.
-¿Qué cómo entré? Pues…la puerta está abierta, quiero decir, sin
seguro por dentro…
Rodolfo vuelve su vista a la cerradura, está convencido de que accionó
el seguro para que nadie que entrase viera sus fotos. ¿Tal vez lo quitó y no lo
recuerda?
-En fin, -hace un gesto con la mano para restar importancia al
asunto- ¿Qué tenemos pendiente?
Harim extiende frente a su jefe varios fajos de documentos con la
intención de que Rodolfo estampe su firma en ellos.
-Demasiados papeles, demasiadas firmas, ¿estás seguro que terminaré
a tiempo para ir a la comida programada con la constructora española? –la
sonrisa indica que intenta bromear de la situación. Harim con la seriedad que
lo caracteriza, alcanza la agenda de Rodolfo y le muestra la cita.
-Por supuesto que alcanzarás, mira, lo tienes anotado a las 2:00 de
la tarde y apenas son las 11:00.
-Claro, claro, -en el silencio solo se escucha al bolígrafo rasgar
el papel. Harim nota el nerviosismo de su jefe y guarda silencio para no
alterarlo. Minutos después, Rodolfo le regresa a su asistente los documentos ya
firmados. Harim, en silencio, regresa a sus tareas.
Una necesidad fisiológica lo obliga a usar el baño, es al terminar que
se da cuenta del mensaje escrito en letras rojas sobre el espejo.
Hola.
Pronto nos volveremos a encontrar.
Ira. El primer impulso es llamar a los empleados y preguntarles quien realizó ese acto vil y malintencionado.
Control. Respira. Inhala. Exhala. Los empleados pensarán que se ha
vuelto loco, perderá su autoridad y respeto como jefe y su lucidez quedará en entredicho.
Por lo que decide guardarse el incidente solo para él. Dentro del mueblecito
del lavabo hay limpiadores, toma una esponja y vierte liquido en ella, procede
a limpiar el espejo, el mensaje se borra sin oponer resistencia. Nota que un finísimo
temblor se ha instalado en su cuerpo.
2:00 de la tarde
Con su encantadora sonrisa se acerca a la mesa donde lo espera un
contrato millonario con la construcción de viviendas en serie. Nota tensión en
el ambiente, los socios españoles lo miran con enojo, casi puede sentir su
desagrado. Observa sobre la mesa los platos con restos de comida.
-Buenas tardes caballeros, veo que han empezado sin mi…-sonríe en
espera de algún comentario, los españoles susurran entre sí algo que no alcanza
a oír. Al fin uno de ellos rompe el silencio.
-Arquitecto Antúnez, nos ha hecho esperar aquí dos horas, -levanta
la muñeca y señala con el índice el reloj que luce, y con voz tranquila continúa-
espero que tenga una justificación válida, ya que nosotros perdimos nuestro
vuelo de regreso a España.
Rodolfo está perdido entre sus pensamientos. Está seguro que la
hora que el indicaron son las 2:00 de la tarde.
-¿Perdón?
-La cita era, fue a las 12:00 del mediodía, lo esperamos hasta la
1:00 y ordenamos la comida. Por lo tanto sí, nosotros ya comimos y procedemos a
retirarnos, que bueno que nos alcanzó para aclararle que después de este malentendido, no es posible
firmar el contrato con su empresa. Alguien que no entiende o no acata las
indicaciones no es de confiar. –toman sus maletines y se levantan- Hasta la
vista arquitecto, fue un placer conocerlo.
Incapaz de articular palabra. Mira alejarse a los españoles,
advierte que le indican algo al camarero, minutos después, éste desliza ante él
una taza de café acompañado de un pedazo de tarta de frutas. Cortesía de sus
malogrados clientes.
-¿Qué fue lo que pasó?
Es la interrogante que lo tortura a cada segundo.
Continuará…
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