Soledad


 







Durante estos días no he dejado de pensar, o imaginar, como es la vida de Carmen ahí, encerrada en su casa solitaria y oscura, y con la muerte desplazándose a sus anchas por toda la casa.

Cuando digo la muerte andando, me refiero a sus animalitos enfermos y a la enfermedad de ella, viviendo sola, trabajando hasta la extenuación y en sus días de descanso estirando el tiempo para llevar a los pequeños a su revisión veterinaria, asear la casa, acudir a hacer la compra y los detalles que vayan surgiendo.

Me acordaba de ella mientras escuchaba misa, sentada apaciblemente en una de las últimas bancas de la iglesia, a mi alrededor muchas personas, llena de luz, con cosas que hacer y en que ocuparme, viviendo en una casa demasiado iluminada, con alguien esperándome para conversar, que me brinda su apoyo. En cambio ella…


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