Gato encerrado








Amaneció fresco, con una temperatura aceptable, pero conforme avanzan las horas, arreció el viento acompañado con el descenso en la temperatura y nublado. Quizá sea ese el motivo por el que Brunny desea estar dentro de casa, pero no, ella tiene la suya y se le hemos cubierto lo mejor que hemos podido para que no le entre aire y la lluvia no empape la madera.

Como la fregada gata estuvo renuente a permanecer dentro de su habitación, me tomé la libertad de atravesarle un muro grueso, de modo que no pueda salir; aunque claro que tiene entrada de aire para que respire.

No estoy de acuerdo en emplear esos métodos, pero a como está el frío prefiero que se moleste a encontrarla dura por la mañana a raíz de alguna hipotermia. Me causa asombro que ahora no maulló ni rasguño intentando salirse, la primera vez que la encerré así estuvo gritando un rato y arañando la madera, pero como era pleno verano la dejé salir, las temperaturas eran capaces de rostizarla ahí dentro.

Ahora está guardadita, dentro de un rato le abro la puerta para que salga, antes de pasar la noche encerrada y calientita.

 

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