Pueblo chico...chisme grande
No doy un paso sin que me
encuentre contigo, es la desventaja de vivir dentro de un fraccionamiento
pequeño y aislado, es como vivir en un mini pueblo, donde todos los habitantes
se conocen y los secretos son a puertas (y gargantas) abiertas.
Cada quien tenemos nuestras
actividades, y eso justifica que coincidamos en la mayoría de los lugares,
apenas voy dando vuelta para acercarme a la puerta de la parroquia y escucho tu
voz, la alegría que ella deja escapar.
Intento concentrarme en lo que
hago, pero tu presencia es una distracción que me atrapa, y lo que hagas o
dejes de hacer es alimento para mi insana e indebida curiosidad.
La misa avanza, te acercas
para intercambiar un saludo, minutos después te acercas al altar para tomar la
comunión. Eso me desconcierta, no lo considero correcto, pues la comunión es
para quienes estén libres de culpas o pecados, o al menos intentan no volver a
caer en la tentación. Pero en el fondo, tu sabes que no perteneces a ese grupo
de absueltos, pues en tu matrimonio existe una tercera persona, y es por parte
tuya.
Es impresionante, porque no
cabe decir envidiable, la frialdad y la indiferencia con que ocultas tu
verdadero rostro.
Y los demás te ven como una
persona que es un ejemplo a seguir.
De todo corazón, espero que
pronto se te caiga la máscara de la virtud.
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