De secretos a secretos

 

Por la noche de ayer, miraba un documental respecto de una banda de ladrones que operaba en el osete de los Estados Unidos. Su objetivo era el robo de instituciones bancarias, las cuales no estuvieran muy vigiladas y cuya ubicación geográfica estuviera circundada por grandes y transitadas avenidas y calles, ¿la razón? para perderse con más facilidad ante la búsqueda por parte de las autoridades.

 

Distraían a los asustados clientes acudiendo disfrazados de personajes públicos, al final, antes de retirarse, dejaban una bomba que la mayoría de las veces no tenía la intención de detonar, era utilizada solo para mantener la atención de la policía en el lugar mientras los ladrones emprendían la huida.

   

El producto del robo era para subsidiarse armamento, pues era una organización de las denominadas “supremacía blanca”, que alentaba crímenes de odio. Uno de los cabecillas de la banda, tenía tendencias homosexuales, por el día era un temido matón, con metralleta colgada al hombro, y por la noche al verse cubierto por las sombras de la oscuridad, vestía con pantimedias y zapatos de taco alto, labios color rojo sangre y joyería vistosa; su transformación era increíble.

La faceta femenina la mantenía en secreto, ya que al enterarse algún miembro, o peor aún, otro de los dirigentes del grupo, con toda seguridad ahorita sería hombre muerto, pues los ideales que defendía esa organización de supremacía aria, era que solo debía existir la raza blanca, cabello rubio y ojos en color azul. Su meta era el exterminio de los negros, los inmigrantes, los judíos, los enfermos y las personas con preferencias sexuales distintas. Por eso este señor se cuidó mucho de mostrar su imagen de hombre duro.

Otro de los integrantes se retiró a tiempo, enderezó su camino al casarse y tener un hijo con síndrome Down, si continuaba su carrera delictiva dentro de la organización, corría el riesgo de que lo eliminarán a él y a toda su familia. Milagrosamente le permitieron separarse de la banda sin que el señor tuviera que decir la razón.  

Vaya secretitos que guardan los maleantes!!

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