Dudas








Lo que oculta Paolo

  

Entra de puntillas a la habitación. Una sensación de alivio lo invade al observar que su compañera duerme profundamente; va al baño y enciende la luz para asesarse, ya no se ducha, pues hace menos de una hora ya lo hizo. Con el pijama ya puesta, se tira al lado de Margy, su esposa. La mira con detenimiento, su mirada se posa en el acompasado vaivén de su respiración. Da la espalda a la mujer. Está cansado y debe dormir.

 

Por la mañana

 

-Anoche no te sentí llegar. –comenta Margy mientras sirve el café para ella y para Paolo, los chicos ya se han ido a sus deberes- Me dormí en cuanto puse la cabeza en la almohada.

El hombre continúa dando mordiscos a su tostada, Margy después de ir de acá para allá limpiando las migas derramadas sobre la mesa y depositando los trastes sucios en el fregadero, toma asiento y lo mira.

-Acudí con algunos de los compañeros a tomar unas cervezas, se nos hizo tarde. La verdad ni idea de la hora en que llegué a casa.

Margy deja su taza de café después de saborear un largo trago. Sonríe.

-Necesitaba me acompañaras a unas vueltas…ojalá que hoy…

El claxon agudo e insistente de un auto interrumpe la conversación. Paolo, aprovechando el desconcierto de su mujer, se levanta tan aprisa de la silla que casi la vuelca al piso. Toma el folder transparente con documentos que ha preparado y dejado a un lado y se encamina a la calle.

-Es a por mí, el taxi que pedí…

-Pero ¿por qué un taxi? ¿Qué le ha pasado al auto? – Margy se levanta y va tras su esposo, la expresión de su rostro revela la incertidumbre que siente.

-Nada, -responde con brusquedad el hombre- solo que no conduciría después de ingerir alcohol, recuerda. Por eso lo he dejado en el estacionamiento del bar. Le comenté al encargado que hoy a primera hora iría por él.      

Margy en tono decidido agrega:

-Te acompaño, -Margy no advierte, porque está a espaldas de Paolo, la tonalidad rojo intenso que tiñe el rostro de éste.- Vamos por el auto, me llevas a los pendientes que tengo y después te vas a la oficina, prometo no entretenerte demasiado.  

-¡No! –aquel inesperado grito más que asustar a Margy, hizo subir su adrenalina.

-Paolo, sé claro, ¿qué estas ocultando? ¿Causaste algún accidente y huyes de la responsabilidad?

Sus preguntas no obtienen respuesta. Paolo pareció no escucharle y se marcha a su destino. Margy lo observa alejarse y niega con la cabeza. 


Continuará...


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