Dudas
Oficina de Margy, cerca del mediodía
Complicada situación. Se escapó como agua entre las manos. Margarita lamenta haber sido parte de aquella tontería.
-Maldición, -golpea con todas sus fuerzas la
superficie del escritorio- ¿cómo me dejé embaucar por el retrasado mental de Mauricio
y aceptar …..? -niega con la cabeza; la frase queda en el aire, sin terminar.
Saca del cajón de su escritorio el sobre manila.
Extrae el contenido. Ya ha perdido la cuenta de cuantas veces lo ha visto.
Mira su cuenta de correo en busca de un mensaje de 3M.
Hace cuatro días de su última conversación, que no fue de lo mas cordial. No
hay señales del mensaje esperado en su bandeja de entrada. Inspira profundo, a
continuación espira lentamente, como si con ello pudiera sacar toda la
impotencia que la embarga; repite el mini ejercicio varias veces, necesita tranquilizarse,
el enfado solo acarreará más problemas.
Marca el número de 3M, salta el buzón de voz.
Casa de Margy y Paolo, por la noche
Los nervios impiden a Paolo disfrutar al ciento por cien de la deliciosa cena preparada por su esposa, porque una de las muchas cualidades de Margy, es que saca tiempo de sus múltiples ocupaciones para estar al pendiente de su familia, sobre todo en cuanto a alimentación se refiere. Las albóndigas acompañadas de pasta con queso gratinado fueron devoradas por los chicos y Margy, quien se dio cuenta de que el plato de Paolo sigue casi intacto; imagina que la receta no es de su agrado.
-No te gustó la cena Paolo? Veo que apenas
comido…
-No, verás…está deliciosa, pasa que… yo… necesito
decirles algo.
El silencio se instala en la habitación. Puede oírse
con total claridad el ruido de un alfiler al caer al suelo. Margy siente
húmedas las palmas de las manos, los chicos se miran entre sí con sorpresa.
Paolo los observa de uno por uno. Después su voz corta el silencio.
-Margy, tu hermana y su esposo se han ido a probar
suerte a otro país. La idea de que nosotros deberíamos hacer lo mismo me ha
rondado por la cabeza de unos días para acá.
-¡Sí! -respondieron al unísono los chicos,
entusiasmados.- Empacar, hacer maletas. Conocer otras personas, nuevos
amigos…cuando nos vamos ‘pa?
El estómago de Margy se encoge como respuesta; ¿irse
ahora? Imposible.
-Mi plan no es marcharme al extranjero, -un murmullo
de desilusión se deja escuchar- solo cambiaremos de ciudad. Guadalajara me
parece la mejor opción, tanto para nuestros trabajos como para los estudios de
los chicos.
Mira a Margy, su rostro permanece inexpresivo.
-¿Mudarnos? ¿Es en serio?
Una emoción nefasta iba creciendo en el corazón de
Paolo, ya sabía que su mujer opondría resistencia. Igual sabía el por qué.
-No veo la razón de esa mudanza Paolo; tanto tú como
yo tenemos trabajos estables, -calla un momento, en espera de respuesta, Paolo
da bocados lentos.- además, lo chicos iniciarán curso dentro de pronto, no
sabemos si a donde vamos alcanzarán cupo en las preparatorias, no me gustaría
que perdieran el año escolar…
Paolo junta los dedos de las manos, clava su mirada en
ellos, al final mira a su esposa.
-No hay motivo para que te preocupes, querida. Ya lo he
preparado todo: casa, trabajo, escuela de nuestros hijos…como puedes ver, lo he
previsto todo.
El rostro de Margy se ruboriza. La sorpresa y el enfado
se han instalado en ella.
A la semana siguiente, se inicia una nueva etapa en la vida de la familia, lejos de tentaciones.
Continuará...
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