Crucigramas
Todo lo tiene: unos padres amorosos que la adoran, un
futuro económico resuelto y un próximo matrimonio envidiable. El sonido de un
disparo corta violentamente el silencio y sus pensamientos. La sensación de
libertad que la envolvió momentos antes se torna ahora en terror. El animal,
asustado, relincha y se para sobre sus patas traseras, mientras la chica jala
desesperada de las bridas en un intento por tranquilizarlo. No lo consigue.
Resbala, y es arrastrada en vertiginosa carrera.
-¡Adrián!
–grita con todas sus fuerzas- ¡Detén a esta bestia, detenla!
Su compañero está tumbado panza abajo sobre la
tierra, tarda algunos minutos en levantar la vista aturdido por el sorpresivo
golpe. Mira al caballo correr desbocado hacia el parapeto que limita la
propiedad. Sabe que saltará cual carrera de obstáculos. Intenta levantarse pero
su cuerpo no le obedece y cae de bruces nuevamente. Judith grita su nombre con
desesperación, le pide ayuda pero él no puede auxiliarla.
-Adrián! Ayuda! –Judith lucha por zafarse de las
correas, pero en cada movimiento la presión ejercida por éstas aumenta produciéndole
un intenso dolor. Se arriesgó a montar a pesar de no saber hacerlo, por lo que
se le hizo fácil enredar las bridas sobre sus muñecas. – ¡Adrián, date prisa,
ayúdame! – el terror se dibujó en sus ojos, abrió la boca para gritar pero
ningún sonido escapó de ella. El caballo saltó al otro lado del campo, seguido
por un golpe seco y una estela de polvo. Antes de caer al abismo del sueño
eterno, Judith alcanza a ver una silueta arrodillada frente a ella, la visión
borrosa le impide distinguir el rostro, pero sabe perfectamente de quien se
trata. Es la última imagen que guarda su memoria antes de que la vida y sus
sueños le sean arrebatados.
Continuará...
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