Crucigramas
Mirthala, meses antes…
Un sobre manila
tamaño ministro. Sin remitente, solo el nombre y dirección del destinatario, o
sea yo, escrito con una hermosa caligrafía en el centro del
mismo. El empleado de la mensajería me extiende la tablilla de boletas, al
tiempo que amablemente me indica donde firmar de recibido, segundos luego el
sonriente jovencito da las gracias y emprende la retirada. Probable es que
me hayan enviado facturas o invitaciones… vuelvo la cabeza
hacia ambos lados esperando ver a algún vecino en la calle. Nadie. La casa
escondida en el bosque, cuyo perímetro de cuatro muros está forrado con una
segunda valla de altos pinos y ficus benjamina bien podados cubriendo los
espacios entre un árbol y otro. Más, de todas formas, se ofrece un escondite
perfecto al fondo del jardín, pues las ramas absorben la mayor parte
de luz… “Tranquila Myrth, ningún intruso logrará entrar a esta casa,
tuviste una genial idea al sugerir el alambre de espino electrificado en los
muros”. Paranoica, esa es la palabra que utilizó Adrián para festejar esa idea.
De pronto paralizo mis pasos: tengo la sensación de que no estoy sola, alguien
está aquí. De un tiempo a la
fecha una sensación extraña se apodera
de mí al cruzar el jardín, erizándome la piel, a cualquier hora del día. Una
presencia invisible acecha. Miro alrededor buscando un
sonido o un movimiento que justifique este estado de alerta, pero no lo
encuentro. El roce de las ramas entre sí y el aleteo de un pájaro al emprender
el vuelo cortan el silencio, sobresaltándome. Apuro los pasos por
la escalinata, el resoplido de una respiración me golpea con suavidad en la
nuca. La distancia de la puerta principal
hasta la casa se antoja infinita… 6.00 de la tarde, las últimas horas de
luz vespertina, el oscuro manto de la noche pronto se dejará admirar.
Suspiro aliviada, ya
estoy segura dentro de estas paredes, voy hacia el pequeño espacio
acondicionado como estudio: ubicado bajo la escalera y a espaldas de la sala.
De todas las habitaciones disponibles este rincón es el ideal, ya que el hueco
entre un escalón y otro me proporciona una relajante visión hacia el patio
exterior. Una mesa de madera con una gruesa plancha de cristal se desempeña
como escritorio. En la esquina derecha un flexo auxilia en la iluminación,
algunos libros alineados en forma paralela a la pared, en la izquierda se halla
la laptop, mi valiosísima herramienta de trabajo. Un cubo de madera color
blanco dividido en tres compartimentos
que resguardan más libros luce empotrado en la pared. En la superficie,
una foto de Adrián y mía comparte sitio con un reloj de escritorio. Una mesa
tipo pedestal da la impresión de ser continuación del escritorio, sobre ésta se
halla otra pila de libros, una charola porta documentos y un delgado florero de
cristal conteniendo una rosa blanca artificial. Me dejo caer en el mullido
sillón color chocolate, a juego con el escritorio y la mesa pedestal, donde dejé esperándome un delicioso y
aromático café. Con impaciencia pero con cuidado abro el sobre para no
desgarrarlo e introduzco mi mano para hacerme con su contenido. Un folder tamaño
carta en color violeta, mi color preferido. Doy un trago a
mi estimulante bebida, sin apartar la vista del folder. Ese color es como
hipnosis sobre mí. Oh, un grito de sorpresa escapa de mis labios: una revista
de crucigramas, ¡mi gimnasia mental favorita! Con el mayor cuidado, el mismo
que les otorgo a las cosas que necesito o que aprecio, agarro la revista y paso
mi mano sobre su portada. Si estuviera aquí Adrián, en tono burlón diría que
estoy acariciándola. Algo cae al suelo,
es una hoja con el nombre de la revista: Mente Ágil. La levanto y comienzo a
leer, una información escueta aparece ante mis ojos:
Estimado(a) Suscriptor:
En agradecimiento por su
preferencia hacia nuestra revista, nos permitimos invitarle de la manera más
cordial al concurso “La última palabra”, cuyo fallo será dado a conocer el
segundo domingo de noviembre del presente año.
Cada semana, con nuestro ejemplar
recibirá el diagrama correspondiente con los espacios a llenar.
En caso de estar interesado (a),
favor de llenar y enviar por correo electrónico el formato adjunto a la
dirección crosswords@agilmente.com. A esta misma dirección deberá enviar los cuatro
diagramas ya resueltos.
Saludos cordiales.
Curvo mis labios
en una sonrisa. ¿Cuándo fue la última vez que resolví un crucigrama? Ya ni me
acuerdo. Entre mi trabajo cada vez más intenso en la clínica, y los vaivenes de
mi vida personal, las revistas yacen guardadas en algún lugar de mi escritorio
una a una que van llegando. Pero creo que es el momento de desempolvarlas,
retomar las actividades que me gustan…
Obra bajo
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