Por si te sirve de algo...
Los días que siguieron hasta celebrarse el fallo del jurado transcurrieron, para Serena, dentro de toda normalidad: impartía sus clases, asistía a las reuniones de maestros con la mayor naturalidad. En contraste con la actitud de Federico, que se mostraba taciturno, y en ratos, en grandes y frecuentes ratos, irritable y molesto.
La deliberación para elegir al nuevo decano se llevó a
cabo el miércoles. El anterior viernes se programó una junta con los diez
candidatos. Federico hizo lo posible por ser recibido antes por los
jueces.
-Agradezco infinitamente que se hayan dado el tiempo
para recibirme antes del fallo, compañeros maestros, no les quito mucho tiempo.
-desliza el sobre en el escritorio, los presentes lo observan sin decir
palabra, con la sorpresa en sus rostros e intercambiando entre ellos miradas
interrogadoras.- Quienes aspiramos a dirigir una facultad dentro de la
universidad, debemos ser personas intachables tanto en nuestra reputación
personal, como en nuestra experiencia laboral. Encontrarán aquí –posa el dedo
índice en el sobre- probanzas que demuestran que no todos los que aplicamos
para la convocatoria somos tan honestos u honorables como aparentamos o decimos
ser.
Mira a los jueces, como esperando una respuesta, más todos
permanecen en silencio, posando los ojos sobre él como piedras ardientes.
Federico, comprendiendo que no brotará ni una palabra de sus bocas, agradece
otra vez el tiempo dedicado, da la vuelta y sale de la sala.
-Solo el diablo sabe que te aconsejó para que
realizaras semejante idiotez Federico, -el director de la facultad, un tipo
bajo, regordete, rubio, y con una calvicie casi total, tenía el rostro
encendido por el coraje y la vergüenza, a pesar de que se abstuvo de alzar la
voz.- Mira que atreverte a calumniar a una compañera de trabajo, y más
denigrante porque la calumniada, aparte, fue tu compañera de clase, el promedio
más destacado de la generación. No, en definitiva no sé cómo llamar a la acción
que hiciste.
Federico sopesó muy bien sus palabras, iban dirigidas
a causar la mayor duda posible en cuanto a la reputación de su eterna rival.
-Lic. Quiroz, sabemos bien que las relaciones
maestro-alumno no son aprobadas por las instituciones educativas, Serena tuvo
una relación afectiva con ese muchacho, que de paso sea decirlo, es más joven
que ella. Eso no es ético.
Quiroz se frota la cara con las manos. Sosteniendo la
mirada en Federico, éste percibe enfado y desaprobación.
-Dime una cosa, ¿sabes quién es él?
Se toma unos segundos antes de dar su respuesta.
-Según los registros de la escuela, se llama Vladimir,
Vladimir Ornelas, para ser más exactos.
Quiroz alza las cejas, en señal de aprobación.
-Respuesta correcta, y sí, cursó su carrera en esta
institución, y se graduó un año antes de que Serena ingresara a impartir
cátedra aquí; de hecho, fue él quien le sugirió nos apoyara con las clases.
La sorpresa se refleja en el rostro de Federico, por unos
minutos el silencio fue tan intenso, que podría oírse el zumbido de una mosca
con total claridad.
-Un año antes, -recalcó Quiroz al fin- Y esas fotos
solo demuestran que existe una relación de amistad entre ellos: sentados en el
parque, comiendo pastel de chocolate en una cafetería, cocinando en la casa de
Vladimir…no significa gran que conforman el jurado, ¿a quién de ellos conoces?
Estudia la corta lista. Todos los nombres le son
desconocidos. Mira a Quiroz y niega con la cabeza, mientras con el bolígrafo
marca un nombre en particular.
-El presidente del jurado, ¿cómo se llama?
-Javier Peñalver.
-Peñalver Ornelas. Ornelas. –realca el apellido-
Javier Peñalver Ornelas es uno de los tíos maternos de Vladimir.
El suelo gira bajo los pies de Federico. No es posible
que la suerte, el diablo o lo que sea, proteja tanto a esa desgraciada de Serena.
Aún bajo los efectos de la sorpresa, oye a Quiroz decirle como en la lejanía.
-Aquí está tu dimisión, toma el tiempo que necesites para
empacar tus cosas, ya no puedes seguir laborando aquí.
Quiroz atiende una llamada, da indicaciones a un
Federico ausente y sale a toda prisa del despacho.
Continuará...
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