Un trato más que perfecto
No permitas que el dolor te convierta en alguien
que no eres.
Esa frase la leí hoy por la mañana en mi muro de
facebook. ¡Ja! Es fácil decirlo cuando
la vida, o como sea que se llame esa fuerza invisible que siempre te observa y
te jode tus planes, te arrebata todo por lo que has luchado: tu proyecto de
familia, tu trabajo y oportunidades para ascender en tu profesión, tu economía.
En lo personal es lo que más me cala. La economía. Y todo para regalárselo a
personitas que ni siquiera se han desgastado una céntima parte de lo que me he
desgastado yo para conseguirlo.
Ya me cansé de perder: no sé qué jodido te debo,
vida, y sabes perfectamente que te lo he cuestionado hasta el cansancio y de
todas las formas posibles: súplica, exigencias, gritos, maldiciones y
palabrotas. Y la respuesta continúa sin aparecer. No la encuentro, o no me la
quieres dar.
Te propongo un trato, maldita vida: llévate toda la
basura que has traído a mi presente, era un expediente cerrado y enviado al
fondo del archivo muerto. De mi archivo muerto. Lo cerré de buena manera, sin
gritos ni discusiones, entendí, o traté mejor dicho, de aceptar la situación. Y
ahora, años después, me traes de vuelta a la persona que más quiero en la vida,
pero que también la sembró de dolor. Deja mi mente limpia de todo recuerdo y
sentimiento acerca de él, incluso de los felices y agradables. En cuanto a mi
corazón, desinféctalo del resentimiento, del deseo de venganza, de la tristeza
y amargura que me provoca recordar que despreció el amor y todas las cosas
buenas que yo tan tiernamente le ofrecí. Sentimientos tan negativos son como la
película grasienta que se pega en la estufa después de guisar, y por más que se
lava con detergente y productos químicos dizque arranca grasa, queda la marca
alrededor.
Vamos, perra vida, limpia el estiércol que trajiste
de nuevo. Es algo que ya no quiero ni necesito.
Prometo que no vuelvo a molestarte para nada, tú te
llevas la basura y yo no vuelvo a maldecirte ni a invocar tu atención. Es un
trato perfecto, ¿no crees? De mis objetivos me encargo yo. Me basto y me sobro
para eso.
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