No sabes cual sera su cruz

VI
Nora ya tenía acomodados la mayoría de sus libros en el estante que escogió para ello; su título profesional y la foto de generación lucían colgados de una pared, ambos en marcos dorados.
Nelly observaba aquella foto, su mirada se clavó primero en Nora, que sonreía contenta, luego recorrió a cada uno de los miembros del grupo.
-Los conoces a todos, fueron tus compañeros, lamentablemente tu no pudiste estar en esa foto, Leonela Galván.
Nelly se volvió sobresaltada, no la escuchó al entrar, la gastada alfombra amortiguaba el sonido de los pasos.
-Disculpe abogada, no la escuché llegar.
-Lo sé, pero me alegra encontrarte aquí, mi esposo llegará dentro de una hora, un muy buen tiempo para que conversemos.
-Usted dirá en que puedo ayudarle.- es circunstancias diferentes ambas sabían que Leonela jamás hubiera prestado cooperación con Nora, pero aquella entendía que la ruleta de la vida la colocó en una posición en que su ex compañera ahora le daba órdenes y ella no tenía otro remedio que acatarlas. Maldijo en silencio al destino por eso.
Nora la recorrió de arriba abajo con la mirada, una mirada llena de compasión, más que nada de curiosidad.
-Cuando nos presentó Diego tu rostro me pareció conocido, pero no logré ubicarte sino hasta que dijiste que estudiaste solo hasta el tercer semestre. Entonces no tuve dudas de quien eres: la mujer que de cierto modo logró desbalancear mi vida, pero no hasta el grado de extraviarme de mis objetivos. Y de cierto modo agradezco que las cosas hayan ocurrido de esa manera, así me di cuenta de quienes en verdad eran mis amigos.
-Nora, yo nunca quise fastidiarte la vida, no sabía que existía una relación entre Edgar y tú…
Nora rió.
-Ay Leonela, se nota que la verdad no se hizo para ti. Claro que lo sabías, Edgar y yo andábamos juntos para todos lados, éramos socios en todos los sentidos, el resto de los compañeros se dieron cuenta desde el principio y tu no eras la excepción, si veías que él y yo éramos equipo, llegábamos y nos retirábamos de clase juntos, era fácil imaginar que había otro tipo de relación. Pero a ti no te importó lo que pudieras destruir. Te metiste entre nosotros y…
-Un momento, -Nelly alzó la mano haciendo el gesto de “Alto”, sabía que se encontraba en desventaja frente a Nora, ésta ya no era la estudiante a la que intentó abofetear años antes, ahora era la esposa de su jefe y no podía darse el lujo de perder su empleo. Volvió a maldecir al destino por burlarse de ella de esa manera tan humillante.- Sí intervine entre ustedes, y también reconozco que no me importó si echaba a perder su amistad, noviazgo o lo que fuera, abandoné los estudios una vez, pero cuando me reincorporé a tu grupo iba decidida a terminar y graduarme. Y Edgar era una buena oportunidad para lograrlo, me prometió ayuda incondicional con clases, tareas, y yo le creí, además tú sabes lo encantador que era. Difícilmente podías resistirte a él. –calló durante un minuto- Quien decidió con quien quedarse fue Edgar, y él me eligió a mí, pero créeme que no es algo de lo que ahora me sienta orgullosa, -pensó antes de continuar- Edgar es, por llamarlo de alguna forma, adicto a ciertos medicamentos y ese vicio nos cuesta muy caro, todo su sueldo lo invierte en eso. Nunca nos casamos pero vivo aún con él, no me atrevo a dejarlo. Tenemos una hija, acaba de cumplir cinco años. La nena no estaba dentro de nuestros planes, fue un error, una cuenta equivocada, ni Edgar ni yo estábamos preparados para afrontar esto, pero decidimos que nacería. Error que Edgar me restriega en la cara cada vez que se emborracha, él se veía como un abogado de éxito, casado con una profesionista igual de exitosa que él, -miró a Nora- yo sé perfectamente que se refiere a ti, ya que siempre se mantuvo pendiente de tus movimientos, se enteró de tu boda, asistió a tu graduación. ¿Sabes? Estoy segura que te quiso más de lo que él mismo imaginó.
-No veo ahora a que vienen esos comentarios, están fuera de tiempo y lugar.
-Puede ser, pero las dos nos sentiremos mejor después de abrir el corazón y dejar que los fantasmas del pasado se vayan de una vez por todas.
-Mis fantasmas se marcharon desde hace mucho tiempo. -contestó fríamente Nora- Yo cumplí mis objetivos profesionales y en más de lo que me propuse, tengo un hogar estable, un marido y un niño hermoso que me adoran. Como puedes darte cuenta, no guardo ningún resentimiento contra la vida, mucho menos contra ustedes.
-Edgar sí lo tiene: contra él mismo y contra mí. Siempre dice que por mi culpa se convirtió en el hombre gris que es ahora, que todos los días tiene que levantarse temprano para acudir a realizar un trabajo que odia. Pero no tiene otra opción para ganarse la vida.
-¿Y tú Leonela? ¿No estás resentida con la vida?
La mujer tardó en responder.
-Yo estaba comprometida con otro chico, teníamos cuatro años de novios y planeábamos casarnos pero…me involucré sexualmente con Edgar y… -en su rostro apareció una mueca que intentó ser una sonrisa- me embaracé sin querer. Quise hacerle creer a mi novio que el producto era suyo a pesar de no ser cierto, y las cosas habrían salido bien de no ser porque escuchó una plática entre Edgar y yo. Ese fue el último día que lo vi, por medio de amigos comunes supe que se casó y que tiene dos hijos a los que adora, mientras yo… -Nora alcanzó a ver que los ojos de su interlocutora se cristalizaron- estoy atada a una criatura que no desee y a un tipo al que ni siquiera quise, y que no he logrado querer a pesar de todo el tiempo convivido.
-No imagino la vida amando a un hombre y compartiendo la cama con otro. Simplemente yo no podría hacerlo.
-Hay veces en que me preguntó como he logrado soportarlo, pero estoy consiente de mis errores y en mis pecados llevo la penitencia… En fin, dale las gracias a Diego en mi nombre por la oportunidad que me dio de trabajar en su empresa aunque fuera por poco tiempo. Me marchó, sería ilógico que tú y yo trabajáramos juntas.
-Es la mejor decisión que pudo tomar Nelly. –las mujeres se sorprendieron al ver entrar a Diego- Por mi parte le agradezco su sensatez, le daré una buena indemnización y excelentes recomendaciones, usted se las ha ganado.
-No, arqui, no tiene por qué hacerlo.
-Queremos hacerlo Nelly, es usted un magnífico elemento pero los roces con mi esposa le impiden formar parte de nuestro personal. Déjenos ayudarla en forma económica mientras encuentra otro empleo.
Leonela no tenía otra opción, era aceptar la ayuda o volver a estar sin un peso en el bolsillo.
-Está bien, arqui, mañana pasaré por mi carta y mi cheque. Adiós.
Antes que alcanzara la puerta, Nora la llamó.
-Leonela.
La mujer se volvió.
-En verdad deseo que encuentres la salida de tu prisión, y que rehagas tu vida de la mejor manera posible. Te lo mereces.
Una sonrisa apareció en el rostro de Leonela. Se dio la media vuelta y salió de la oficina. La escucharon empacar sus escasas pertenencias y marcharse.
-A pesar de todas las cosas negativas que su conducta me ocasionó, no puedo evitar sentir pena por ella. Ver como una jovencita guapa, con un futuro prometedor en todos los aspectos termina… -no encontraba la descripción adecuada- así. En sus buenos años era delgada, vestía sexy y su carácter era extrovertido, en cambio ahora, es como si hubiera envejecido veinte años en tan solo cinco.
-Ella decidió su vida, hoy solo hace frente a las consecuencias que sus actos le acarrearon, y por el tono de su voz es obvio que aprendió la lección. Nadie andamos por la libre destrozando a los demás con nuestra conducta. Más tarde o más temprano la vida nos cobrará la factura…

Fin.

Comentarios