Vino Tinto

Aki les entrego el último capítulo de Vino Tinto.
Por fin el fin......
Disfrútenlo y por favor no se olviden de enviar sus comentarios.
Salu2.
CAPITULO V
Transcurrieron varias semanas, Deyla estaba inquieta, temía que en cualquier momento Irma apareciese por su oficina, o lo que era peor: que en un momento de furia la acosara en su hogar.
-No puedo vivir con el miedo de que Irma regrese en el momento o en el lugar menos indicado y haga un escándalo. No me dejes sola ahora Luis, ayúdame a enfrentar este problema, acabo de tomar una decisión, y se avecina una tormenta.
Temblaba cuando llegó ante la puerta de casa de Irma. No sabía con que sorpresa podría encontrarse.
-Tranquila, dentro de un rato ya todo habrá terminado y volverás a casa.
Irma no estaba sola, Alyda la acompañaba. El ambiente tenso le indicó de inmediato que aquella no sería una conversación cordial.
-Eres una mujer inteligente Señoría, de sobra sabes que un escándalo echaría a la basura toda tu impecable carrera como abogada. Y no quieres eso ¿verdad? Así que aquí están los documentos donde renuncias a tu herencia y la cedes a mi hijo y a mí. Tómate todo el tiempo que necesites para leerlos, aunque no creo que sea mucho, ese es tu trabajo diario, ¿no?
Deyla tomó el fólder y sin abrirlo lo dejó sobre la mesilla de centro.
-No hay negociación.
-¿Cómo dices?
-Que no hay negociación. No vine hasta aquí para renunciar a lo que me corresponde como esposa de Luis, más bien quiero decirte la verdad acerca de él y de mi. ¿No es eso lo que fuiste a exigirme aquella noche? Bien, hoy sabrás toda la verdad.
Respiró hondo. Alyda abrazó a su hija.
-Luis y yo nos casamos por lo civil apenas semanas antes de que te embarazaras. Nuestra luna de miel duró solo tres días, quedamos en mantener el secreto un tiempo más, pero en eso pasó lo de tu embarazo. Él me dijo lo que ocurrió entre ustedes y decidió anular nuestro matrimonio para casarse contigo; yo me enfurecí, y me alejé de su lado. Estaba tan herida y tan decepcionada que dejé el asunto de la anulación en sus manos. Después de todo él estaba más interesado que yo en hacerlo.
-Pero no lo hizo –agregó Irma con tono hostil.
-Yo nunca quise investigar si la anulación se llevó a cabo. Si contrajo nuevas nupcias es porque no había impedimento legal para hacerlo, eso significaba que mi matrimonio ya no existía.
Las mujeres la escuchaban sin interrumpirla.
-Pero sí, tienes razón, Luis y yo tuvimos una relación después de casados ustedes. Él me buscó un día cuando yo salía de clase, conversamos y entre café y café me confesó que estaba al borde de la locura porque todos sus movimientos estaban controlados, sus entradas, salidas, no tenía privacidad en sus llamadas telefónicas. Comenzamos a vernos con frecuencia, yo aún sentía amor por él, así que acepté …….
-Ser la otra, -interrumpió Irma con todo el coraje que su voz podía expresar- la mujer de la casa chica……
Deyla sonrió.
-Estás en un error, Irma. La mujer de la casa chica, la amante, fuiste tú. Mi matrimonio con Luis Gerardo fue, es y siempre será válido. No se promovió ninguna solicitud de anulación, tampoco de divorcio. Tu matrimonio es nulo ante la ley.
Alyda intervino en la conversación.
-Cuide sus palabras, señora, mi hija tiene documentos que comprueban que se realizó un enlace civil con Luis Gerardo Támez, y podemos demandarla por calumnias.
-Yo también puedo probar que soy la legítima esposa de Luis. Y estás en tu derecho de proceder a demandarme, aunque desde ahora te advierto que estás en desventaja conmigo.
Extendió la mano para entregarle a Irma un sobre, como ella no hizo movimiento alguno lo dejó sobre la mesilla.
-Ahí vas a encontrar una copia de mi acta de matrimonio, así como de las escrituras de esta casa. Mi casa, Irma. Era el regalo de bodas que Luis Gerardo iba a entregarme.
Alyda intervino de nuevo.
-Su casa. Eso suena muy bien, pero primero debemos comprobar que todo lo que ha dicho es cierto. Y luego veremos como negociamos esto.
-Usted no ha entendido nada señora. No voy a negociar, esta casa me pertenece, y no solo por ser un regalo de mi esposo, sino porque aquí dejé mi ilusión de novia: cada detalle que hay aquí fue elegido por mí. La decoración, el color de las ventanas, los espejos, hasta el color de la recámara principal lo escogí yo. Mi sello personal está impreso por toda la casa.
Irma apenas pudo pronunciar palabra.
-No es posible que esté ocurriéndome esto a mí. –se cubrió el rostro con las manos. -Imaginé cualquier cosa menos que viviría una vergüenza de este tipo.
-Lamento en verdad ocasionarte este dolor. Estabas tan feliz disfrutando tu triunfo que ni siquiera te percataste que esta casa ya estaba amueblada y decorada cuando llegaste aquí.
-Me da pena decirles esto Alyda, pero la amistad que nos une me obliga a hacerlo. Desafortunadamente para tu hija, lo que afirma la Juez Hernández es cierto: el matrimonio de Irma con Luis no es válido.
-Pero los documentos son verdaderos, traen el sello de la oficialía y el nombre del oficial que efectuó el enlace.
-De eso no hay la menor duda, pero voy a explicarte algo que deberás entender. Si dos personas contraen matrimonio civil y tiempo después alguna de ellas vuelve a contraer nuevo enlace con otra persona sin anular el primero o sin existir sentencia ejecutoriada que declare un divorcio, el segundo enlace es nulo. Es lo que nosotros como abogados llamamos “primero en tiempo, primero en derecho”.
-Debe haber algo que podamos hacer, Agustín, no vamos a entregar a una desconocida lo que por derecho le corresponde a mi hija y a mi nieto. Ellos no pueden quedar literalmente en la calle.
Agustín Campos era uno de los mejores abogados que había en la ciudad y además amigo de Alyda desde que ambos cursaban la secundaria. Su carrera profesional no era del todo limpia, varias veces se rumoró de uno que otro asunto oscuro, aunque nunca se pudo comprobar tales hechos.
-Créeme Alyda que quisiera ayudarte, pero no hay nada que hacer. Los documentos que presenta la juez son auténticos, investigué en los archivos y no existe ninguna solicitud de anulación ni una sentencia de divorcio respecto a ella y tu yerno. En cuanto al testamento también es auténtico, por lo tanto Deyla Hernández es la legítima esposa y heredera sobre los bienes de Luis Gerardo.
Alyda se mantuvo en silencio, guardando para sí la furia y la impotencia que aquella noticia le provocó.
-Agustín, tu en un momento dado podrías…. no sé…..hacer algo que invalide esos documentos.
Agustín levantó la mano e hizo un movimiento negativo.
-Olvídalo mi estimada amiga. Te recuerdo que no estamos hablando de cualquier hija de vecino, sino de un juez, una mujer que conoce muy bien los trucos legales y sabe perfectamente como esquivar las estocadas. Además, dada su posición, cuenta con un poder y un respaldo mayor que el mío. Su reputación como juez no está a discusión, su veredicto no se vende.
Sin escándalos Irma entregó la casa donde vivió al casarse, regresó al lado de sus padres. Se sorprendió al ver que su habitación lucía tal como la hubo dejado al marcharse años atrás.
-El sillón blanco, mi lugar preferido para sentarme a leer….. –acarició las rosas amarillas que estaban en un florero, abrió las puertecillas que daban al amplio jardín, contempló unos segundos el cielo limpio, sin nube alguna que lo empañara. Volvió sobre sus pasos para sentarse sobre su cama. Los sedantes comenzaban a surtir su efecto.
Irma estaba tan furiosa con Deyla, con Luis y con ella misma. Se sentía engañada, burlada. La ira inundaba su mente y su corazón, y buscó desesperadamente el modo de perjudicar a Deyla, deseaba verla destrozada, tal como ella se sentía en ese momento; quitarle ese aire de superioridad que le rodeaba. Pero una lucecita de alerta le hizo entender que destruir a la otra mujer significaba también su descredito ante la sociedad. Todos sabrían que robó un lugar que no le correspondía, que ostentó el título de esposa sin serlo, y que tristemente al final, y después de tanto luchar por una felicidad que merecía, se quedó con las manos vacías.
-Deyla ganó, siempre fue la ganadora, -hubo escrito en su diario. Ni a su mejor amiga le tuvo la confianza para contarle su desventura.- Fue astuta como una serpiente, se mantuvo entre las sombras esperando el momento de salir a la luz y restregarme su triunfo en la cara. De Luis nunca esperé ninguna atrocidad y mira la sorpresa que me reservó para el final. Ya no sé cual de los dos es más basura. Ahora debo marcharme antes que la gente comience a preguntar y a sacar conclusiones. Tal parece que estoy destinada a vivir huyendo, como si fuera una criminal. La primera vez cuando aquel maldito profesor me incitó a las drogas y me obligó a prostituirme con él y con sus asquerosos compañeros de juerga cada vez que se le venía en gana. Pero esta es la última huída. Y ésta no tiene regreso……
Se acostó a dormir.
Transcurrieron varias semanas, Deyla estaba inquieta, temía que en cualquier momento Irma apareciese por su oficina, o lo que era peor: que en un momento de furia la acosara en su hogar.
-No puedo vivir con el miedo de que Irma regrese en el momento o en el lugar menos indicado y haga un escándalo. No me dejes sola ahora Luis, ayúdame a enfrentar este problema, acabo de tomar una decisión, y se avecina una tormenta.
Temblaba cuando llegó ante la puerta de casa de Irma. No sabía con que sorpresa podría encontrarse.
-Tranquila, dentro de un rato ya todo habrá terminado y volverás a casa.
Irma no estaba sola, Alyda la acompañaba. El ambiente tenso le indicó de inmediato que aquella no sería una conversación cordial.
-Eres una mujer inteligente Señoría, de sobra sabes que un escándalo echaría a la basura toda tu impecable carrera como abogada. Y no quieres eso ¿verdad? Así que aquí están los documentos donde renuncias a tu herencia y la cedes a mi hijo y a mí. Tómate todo el tiempo que necesites para leerlos, aunque no creo que sea mucho, ese es tu trabajo diario, ¿no?
Deyla tomó el fólder y sin abrirlo lo dejó sobre la mesilla de centro.
-No hay negociación.
-¿Cómo dices?
-Que no hay negociación. No vine hasta aquí para renunciar a lo que me corresponde como esposa de Luis, más bien quiero decirte la verdad acerca de él y de mi. ¿No es eso lo que fuiste a exigirme aquella noche? Bien, hoy sabrás toda la verdad.
Respiró hondo. Alyda abrazó a su hija.
-Luis y yo nos casamos por lo civil apenas semanas antes de que te embarazaras. Nuestra luna de miel duró solo tres días, quedamos en mantener el secreto un tiempo más, pero en eso pasó lo de tu embarazo. Él me dijo lo que ocurrió entre ustedes y decidió anular nuestro matrimonio para casarse contigo; yo me enfurecí, y me alejé de su lado. Estaba tan herida y tan decepcionada que dejé el asunto de la anulación en sus manos. Después de todo él estaba más interesado que yo en hacerlo.
-Pero no lo hizo –agregó Irma con tono hostil.
-Yo nunca quise investigar si la anulación se llevó a cabo. Si contrajo nuevas nupcias es porque no había impedimento legal para hacerlo, eso significaba que mi matrimonio ya no existía.
Las mujeres la escuchaban sin interrumpirla.
-Pero sí, tienes razón, Luis y yo tuvimos una relación después de casados ustedes. Él me buscó un día cuando yo salía de clase, conversamos y entre café y café me confesó que estaba al borde de la locura porque todos sus movimientos estaban controlados, sus entradas, salidas, no tenía privacidad en sus llamadas telefónicas. Comenzamos a vernos con frecuencia, yo aún sentía amor por él, así que acepté …….
-Ser la otra, -interrumpió Irma con todo el coraje que su voz podía expresar- la mujer de la casa chica……
Deyla sonrió.
-Estás en un error, Irma. La mujer de la casa chica, la amante, fuiste tú. Mi matrimonio con Luis Gerardo fue, es y siempre será válido. No se promovió ninguna solicitud de anulación, tampoco de divorcio. Tu matrimonio es nulo ante la ley.
Alyda intervino en la conversación.
-Cuide sus palabras, señora, mi hija tiene documentos que comprueban que se realizó un enlace civil con Luis Gerardo Támez, y podemos demandarla por calumnias.
-Yo también puedo probar que soy la legítima esposa de Luis. Y estás en tu derecho de proceder a demandarme, aunque desde ahora te advierto que estás en desventaja conmigo.
Extendió la mano para entregarle a Irma un sobre, como ella no hizo movimiento alguno lo dejó sobre la mesilla.
-Ahí vas a encontrar una copia de mi acta de matrimonio, así como de las escrituras de esta casa. Mi casa, Irma. Era el regalo de bodas que Luis Gerardo iba a entregarme.
Alyda intervino de nuevo.
-Su casa. Eso suena muy bien, pero primero debemos comprobar que todo lo que ha dicho es cierto. Y luego veremos como negociamos esto.
-Usted no ha entendido nada señora. No voy a negociar, esta casa me pertenece, y no solo por ser un regalo de mi esposo, sino porque aquí dejé mi ilusión de novia: cada detalle que hay aquí fue elegido por mí. La decoración, el color de las ventanas, los espejos, hasta el color de la recámara principal lo escogí yo. Mi sello personal está impreso por toda la casa.
Irma apenas pudo pronunciar palabra.
-No es posible que esté ocurriéndome esto a mí. –se cubrió el rostro con las manos. -Imaginé cualquier cosa menos que viviría una vergüenza de este tipo.
-Lamento en verdad ocasionarte este dolor. Estabas tan feliz disfrutando tu triunfo que ni siquiera te percataste que esta casa ya estaba amueblada y decorada cuando llegaste aquí.
-Me da pena decirles esto Alyda, pero la amistad que nos une me obliga a hacerlo. Desafortunadamente para tu hija, lo que afirma la Juez Hernández es cierto: el matrimonio de Irma con Luis no es válido.
-Pero los documentos son verdaderos, traen el sello de la oficialía y el nombre del oficial que efectuó el enlace.
-De eso no hay la menor duda, pero voy a explicarte algo que deberás entender. Si dos personas contraen matrimonio civil y tiempo después alguna de ellas vuelve a contraer nuevo enlace con otra persona sin anular el primero o sin existir sentencia ejecutoriada que declare un divorcio, el segundo enlace es nulo. Es lo que nosotros como abogados llamamos “primero en tiempo, primero en derecho”.
-Debe haber algo que podamos hacer, Agustín, no vamos a entregar a una desconocida lo que por derecho le corresponde a mi hija y a mi nieto. Ellos no pueden quedar literalmente en la calle.
Agustín Campos era uno de los mejores abogados que había en la ciudad y además amigo de Alyda desde que ambos cursaban la secundaria. Su carrera profesional no era del todo limpia, varias veces se rumoró de uno que otro asunto oscuro, aunque nunca se pudo comprobar tales hechos.
-Créeme Alyda que quisiera ayudarte, pero no hay nada que hacer. Los documentos que presenta la juez son auténticos, investigué en los archivos y no existe ninguna solicitud de anulación ni una sentencia de divorcio respecto a ella y tu yerno. En cuanto al testamento también es auténtico, por lo tanto Deyla Hernández es la legítima esposa y heredera sobre los bienes de Luis Gerardo.
Alyda se mantuvo en silencio, guardando para sí la furia y la impotencia que aquella noticia le provocó.
-Agustín, tu en un momento dado podrías…. no sé…..hacer algo que invalide esos documentos.
Agustín levantó la mano e hizo un movimiento negativo.
-Olvídalo mi estimada amiga. Te recuerdo que no estamos hablando de cualquier hija de vecino, sino de un juez, una mujer que conoce muy bien los trucos legales y sabe perfectamente como esquivar las estocadas. Además, dada su posición, cuenta con un poder y un respaldo mayor que el mío. Su reputación como juez no está a discusión, su veredicto no se vende.
Sin escándalos Irma entregó la casa donde vivió al casarse, regresó al lado de sus padres. Se sorprendió al ver que su habitación lucía tal como la hubo dejado al marcharse años atrás.
-El sillón blanco, mi lugar preferido para sentarme a leer….. –acarició las rosas amarillas que estaban en un florero, abrió las puertecillas que daban al amplio jardín, contempló unos segundos el cielo limpio, sin nube alguna que lo empañara. Volvió sobre sus pasos para sentarse sobre su cama. Los sedantes comenzaban a surtir su efecto.
Irma estaba tan furiosa con Deyla, con Luis y con ella misma. Se sentía engañada, burlada. La ira inundaba su mente y su corazón, y buscó desesperadamente el modo de perjudicar a Deyla, deseaba verla destrozada, tal como ella se sentía en ese momento; quitarle ese aire de superioridad que le rodeaba. Pero una lucecita de alerta le hizo entender que destruir a la otra mujer significaba también su descredito ante la sociedad. Todos sabrían que robó un lugar que no le correspondía, que ostentó el título de esposa sin serlo, y que tristemente al final, y después de tanto luchar por una felicidad que merecía, se quedó con las manos vacías.
-Deyla ganó, siempre fue la ganadora, -hubo escrito en su diario. Ni a su mejor amiga le tuvo la confianza para contarle su desventura.- Fue astuta como una serpiente, se mantuvo entre las sombras esperando el momento de salir a la luz y restregarme su triunfo en la cara. De Luis nunca esperé ninguna atrocidad y mira la sorpresa que me reservó para el final. Ya no sé cual de los dos es más basura. Ahora debo marcharme antes que la gente comience a preguntar y a sacar conclusiones. Tal parece que estoy destinada a vivir huyendo, como si fuera una criminal. La primera vez cuando aquel maldito profesor me incitó a las drogas y me obligó a prostituirme con él y con sus asquerosos compañeros de juerga cada vez que se le venía en gana. Pero esta es la última huída. Y ésta no tiene regreso……
Se acostó a dormir.
F I N
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